(Foto archivo)

Carlos soltaba maldiciones después de que un corte de luz le echara a perder el partido Portugal-España, que veía por televisión. Continuos apagones en ciudades como Maracaibo o San Cristóbal le amargan el Mundial de fútbol Rusia-2018 a miles de venezolanos.

«Dios mío, ¿será que nos van a dejar ver el partido?», se pregunta cada día Armeris López en Maracaibo, capital del petrolero estado Zulia (noroeste).

A falta de la Vinotinto, Armeris apoya a las selecciones sudamericanas y simpatiza con la Colombia de James Rodríguez y Falcao. «Lástima que perdiera con Japón», comentó esta joven morena a la AFP.

Tradicionalmente beisbolera, Venezuela es la única nación de Sudamérica que jamás ha jugado el Mundial de fútbol, pero el evento despierta entusiasmo con el crecimiento de la disciplina en el país y la influencia de sus viejos inmigrantes españoles, portugueses e italianos.

Los venezolanos pueden ver los partidos de Rusia-2018 por señal abierta de televisión. Sin embargo, los impredecibles cortes de electricidad son un problema crónico en la zona occidental.

«Se va la luz quince horas, cuatro horas, veinte minutos. Se va a diario», dijo a la AFP José García en Maracaibo.

La pesadilla comenzó rápido para los aficionados en Zulia, una de las regiones más pobladas del país con cuatro millones de habitantes. Un apagón les frustró el 14 de junio la inauguración del Mundial.

«¡Qué desgracia!»

En la andina San Cristóbal, donde el fútbol reina sobre el béisbol, Carlos Torres perdió la paciencia cuando un apagón interrumpió la transmisión del empate 3-3 entre Portugal y España.

«Dije un chorro de groserías. Ya ni los partidos del Mundial puedo verlos en mi casa. Tengo que estar vestido para salir corriendo si quitan la luz. ¡Qué desgracia!», comentó a la AFP este ingeniero de 47 años.

Zulia, Táchira, Mérida, Trujillo y Barinas son las regiones más afectadas por los apagones, que se suman a la hiperinflación y la escasez de alimentos y medicinas que caracterizan la grave crisis socioeconómica venezolana.

El 11 de octubre de 2016, el compromiso Venezuela-Brasil por la clasificatoria a Rusia-2018 se paralizó 20 minutos cuando el estadio Metropolitano de Mérida quedó a oscuras.

Los fanáticos también enfrentan la posibilidad de perderse los partidos por las continuas cadenas obligatorias de radio y televisión del presidente Nicolás Maduro, aunque el mandatario ha reducido sus apariciones durante el Mundial.

El colapso económico, mientras, enfrió el ambiente mundialista. A diferencia de años anteriores, la publicidad del espectáculo es escasa en la calle y en los medios de comunicación.

– Goles perdidos –

Muchos hinchas prefieren ir a negocios que cuentan con plantas eléctricas. «Estamos preparados para los cortes», señaló a la AFP Danny Ordóñez, propietario del local MC Café, en San Cristóbal.

Hace unos días, unos muchachos llegaron corriendo, cansados, quejándose. Estaban viendo un partido en la casa de uno de ellos y quitaron la luz, relató Danny. Uno gritó una palabrota al entrar: se había perdido un gol.

Los apagones, según expertos, se deben al mal estado de la infraestructura; pero el gobierno denuncia constantes «sabotajes» de la oposición.

Las fallas paralizan el comercio, dependiente de las transacciones electrónicas por la escasez de efectivo, con billetes que pierden valor aceleradamente por la voraz inflación y la devaluación del bolívar.

Armeris esperaba que los partidos de Rusia-2018 fuesen un escape a la crisis, pero lamenta vivir un Mundial «apagado».




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