Foto: (BBC)

El diálogo político que se inició en Venezuela a fines de octubre pasado y que se esperaba fuera reactivado este viernes después de un período de «revisión» se mantiene paralizado en medio de críticas de la oposición que rechaza la insistencia del Gobierno en mantener las conversaciones.

Ese período de revisión se inició el pasado 6 de diciembre cuando el enviado del Vaticano para acompañar el diálogo, monseñor Claudio María Celli, anunció que este proceso, que se había iniciado a fines de octubre pasado, debía ser analizado para lograr su «consolidación y sostenibilidad» y que este 13 de enero se reactivaría.

Sin embargo, el encuentro no se produjo y tampoco se confirmó la llegada a Venezuela de los representantes del Vaticano o de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que acompañan el diálogo.

La alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) advirtió a lo largo de esta semana que no volverá a participar en estos encuentros hasta tanto el Gobierno de Nicolás Maduro no cumpla con los acuerdos que se han establecido en estas reuniones.

Este viernes, el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, dijo que no veía condiciones óptimas para restablecer el diálogo y señaló que este proceso debe tener un nuevo formato.

Asimismo afirmó que el diálogo que se dio hasta diciembre es un «capítulo cerrado que no se vuelve a abrir» tras reiterar que el Gobierno no ha cumplido con los acuerdos y, mientras tanto, la «crisis venezolana se deterioró intensamente» lo que hizo más cuesta arriba las posibilidades de conversar.

En este sentido, celebró la visita que, se espera, harán a Venezuela la próxima semana el secretario general de Unasur, el expresidente colombiano Ernesto Samper, y el enviado del Vaticano para que «verifiquen el no cumplimiento de los acuerdos» y para que diseñen «juntos» un nuevo formato de diálogo más «transparente».

El miércoles pasado Torrealba recordó que el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolín, envió una carta a los representantes del Gobierno y de la oposición venezolana a principios de diciembre pasado en la que instaba al cumplimiento de los acuerdos establecidos en esas conversaciones.

Señaló que los cuatro acuerdos abarcan «cuatro áreas muy claras» que son «la libertad de los presos políticos, respeto a la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) de mayoría opositora, atención a las víctimas de la crisis humanitaria y por supuesto el acuerdo en torno a un calendario electoral» que permita un cambio de Gobierno.

Entretanto, el jefe de la delegación oficialista en la mesa de diálogo, Jorge Rodríguez, aseguró hoy que el papa Francisco «persiste en acompañar» estas conversaciones e insistió en convocar a la MUD a asistir a estos encuentros para «consolidar la paz» al tiempo que aseguró que la oposición quiere «derrocar al Gobierno».

El oficialista cuestionó además a los líderes religiosos venezolanos que «prefieren salidas inconstitucionales» y que han criticado al Gobierno por el supuesto incumplimiento de los acuerdos.

Este viernes el presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), monseñor Diego Padrón, consideró que el diálogo debe continuar pero con otro «formato», otros «objetivos», otra «metodología» y «con el compromiso de las partes de que los acuerdos se van a cumplir», coincidiendo así con la MUD.

La CEV difundió hoy un documento de «exhortación pastoral» en el que señala que el diálogo «suscitó esperanza en la mayoría de los venezolanos, pero su resultado fue decepcionante, a causa, principalmente, del incumplimiento», por parte del Gobierno.

El gobernador del occidental estado Lara, Henri Falcón, que es uno de los delegados de la oposición para las conversaciones, dijo este viernes que el diálogo «no ha sido lo suficientemente eficaz porque no ha habido de verdad compromiso de ambos lados» pues se han dejado llevar por los «sectores extremos» y hablan para «las redes sociales».

A su juicio, los actores políticos no se han empeñado en concretar soluciones «a las grandes dificultades de la gente» y señaló que cree que «la presión de calle es necesaria y fundamental» para exigir que se realicen procesos electores de una forma «cívica pacífica y constitucional».

La paralización del diálogo se produce en medio de una severa crisis económica y en el marco de una serie de denuncias de la oposición que señalan que el Gobierno ha iniciado una operación para perseguir a sus dirigentes




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