disfraces
(Foto: Kevin Arteaga González)

Cada vez son menos las tiendas que ofrecen disfraces y otros artículos relacionados con la celebración de Carnaval en el centro de Valencia. En años anteriores, cuando el calendario marcaba esta temporada, era común que decenas de comercios renovaran sus inventarios e incluyeran los típicos trajes alegóricos.

En medio de la pandemia y la contracción sostenida de la economía en Venezuela, son pocos los locales comerciales de este rubro los que sobreviven y continúan la tradición de vender disfraces. Almacén La Violeta, en la calle Páez, es uno de los que se mantiene en pie desde hace 61 años, pese a las dificultades.

Se trata de un negocio familiar dedicado a la venta de ropa para niños que todavía es atendido por su propio dueño, César Trabulsi, quien en entrevista con El Carabobeño aseguró que este año las ventas de los disfraces cayeron en más de 50 %, en comparación con 2020. A su parecer, esa merma deriva de la coyuntura asociada a la COVID-19.

En temporadas anteriores, Carnaval representaba un gran evento para Almacén La Violeta debido a la gran demanda de disfraces que llegaban a registrar. Según Trabulsi, había mucho movimiento porque la tienda se llenaba de niños alegres y contentos comprando sus disfraces junto a sus padres.

Sin embargo, en este Carnaval atípico ese panorama cambió. “Al principio las ventas no fueron tan buenas, pero los últimos días mejoraron un poco. Los disfraces de superhéroes y princesas son los que más se han llevado, como siempre”, detalló. Los precios de los conjuntos oscilan entre los 10, 15 y 20 dólares.

(Foto: Kevin Arteaga González)

Dejar de comprar otras cosas por un disfraz

En un país en el que para un gran porcentaje de sus ciudadanos tratar de cubrir la canasta alimentaria mes a mes representa un desafío, los disfraces y la recreación son prácticamente un lujo. A pesar de esto, hay padres que hacen todo lo que está a su alcance por mantener las tradiciones.

Brindarles un momento de ilusión a sus dos hijos pequeños fue lo que motivó a Yarixa Acuña a salir hoy, en el último día de Carnaval, a comprarles los disfraces. “La alegría de ellos nos reconforta como padres, a pesar de que uno tenga que cohibirse de comprar otras cosas”, expuso.

Acuña agregó que, a diferencia de años anteriores, en el centro de Valencia consiguió pocas opciones de ventas de disfraces.

Como muchas familias carabobeñas, ella decidió pasar los días de asueto en la ciudad, realizando actividades recreativas con sus hijos en la casa.

 




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