Estados Unidos suspendió este lunes un acuerdo comercial con Birmania, donde los manifestantes contra el golpe de Estado militar salieron de nuevo a las calles pese a la sangrienta represión del fin de semana que dejó más de 100 muertos.
La jornada del sábado, el Día de las Fuerzas Armadas birmanas, fue la más sangrienta desde el golpe del 1 de febrero, cuando el ejército birmano derrocó a la líder civil Aung San Suu Kyi, con al menos 107 muertos, entre ellos siete niños, según la ONU.
Más de 450 personas murieron desde entonces en la represión diaria de las protestas, según el último balance de la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP), una oenegé local.
Ante la represión del fin de semana, Estados Unidos suspendió el Acuerdo Marco de Comercio e Inversión de 2013 hasta que se restablezca la democracia, aseguró el gobierno del presidente Joe Biden.
"La matanza de manifestantes pacíficos, estudiantes, trabajadores, líderes sindicales, médicos y niños ha conmocionado la conciencia de la comunidad internacional", dijo su representante comercial, Katherine Tai.
La decisión retira a Birmania del Sistema Generalizado de Preferencias, en el que Estados Unidos concede acceso libre de impuestos a algunas importaciones de países en desarrollo si cumplen normas clave.
"Es absolutamente inaceptable ver la violencia contra la gente a niveles tan altos", dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, que pidió "más unidad" de la comunidad internacional para "presionar".
China pide moderación
El Consejo de Seguridad de la ONU debatirá también de nuevo el miércoles la situación del país, indicaron diplomáticos.
Este lunes, China y Rusia, tradicionales aliados de la junta militar birmana en esta instancia, llamaron a la moderación.
"La violencia y los enfrentamientos sangrientos no sirven a los intereses de ninguna de las partes", declaró la cancillería china.
El Kremlin expresó por su parte su preocupación por el "creciente" número de víctimas civiles.
Sin embargo, la junta no parece inmutarse por las condenas y sanciones internacionales.
La televisión Myawaddy, controlada por los militares, informó de 45 muertos el sábado, y justificó la represión diciendo que los manifestantes habían utilizado armas y bombas contra las fuerzas de seguridad.
Pese al sangriento fin de semana, el lunes, cientos de personas se manifestaron en Plate, en la región de Mandalay (centro), con pancartas que decían "El pueblo nunca será vencido".
Sesenta jóvenes de una ciudad del estado oriental de Karen organizaron su propia protesta, acompañados por sus madres, informaron los medios de comunicación locales.
Dos periodistas fueron detenidos en el estado de Kachin. Desde el golpe de Estado se arrestó a 55 periodistas, y 25 permanecen en prisión, según una organización local.
Al mismo tiempo, continuaron los funerales de las víctimas de la represión.
En la región de Sagaing (centro), cientos de personas rindieron homenaje a Thinzar Hein, una estudiante de enfermería de 20 años que murió de un disparo mientras ayudaba a los equipos de rescate a tratar a los heridos.
Ataques aéreos en Karen
El ministerio de Relaciones Exteriores británico aconsejó el lunes a sus ciudadanos que abandonen Birmania lo antes posible, tras "un aumento significativo del nivel de violencia". La víspera la embajada de Estados Unidos en Rangún había pedido a sus ciudadanos limitar sus movimientos.
En el estado de Karen, la Unión Nacional Karen (KNU), uno de los principales movimientos rebeldes de las minorías étnicas del país, fue blanco de ataques aéreos durante el fin de semana, los primeros en 20 años.
Los ataques dejaron cuatro muertos y nueve heridos, según Hsa Moo, una activista de derechos humanos de etnia karen. Unas 3 mil personas huyeron el domingo de la zona y cruzaron a Tailandia por los nuevos ataques.
El primer ministro tailandés, Prayut Chan-o-Cha, dijo a los periodistas en Bangkok el lunes que el ejército se estaba preparando para más llegadas.
Sin embargo, unas 2 mil personas fueron repelidas al acercarse a la frontera tailandesa, informaron, este lunes, medios locales. Un vocero de la cancillería tailandesa desmintió estas informaciones.
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