Molesta, indignada y ya sin esperanzas. Así se siente Carmen Deniz. Ella es una vecina de la tercera edad de la parroquia San José que califica como una burla las jornadas de vacunación desarrolladas en Carabobo, a las que no ha tenido acceso.
Dos veces lo ha intentado, en ambas se ha regresado a casa sin recibir la dosis contra la COVID-19. La primera vez fue a las 4:00 a.m. al Parque Recreacional Sur de Valencia, hizo la cola y solo recibió como respuesta “no puede pasar porque no le ha llegado el mensaje”.
Preocupada por lo que pueda pasarle, insistió en una segunda oportunidad. Aprovechó que a una vecina le llegó la notificación por texto a su celular con cita para ser vacunada, se fui con ella, pero la volvieron a rechazar.
“¿Cómo es posible que allá le digan a personas de 80 años que no pueden pasar porque no están registrados en una página? Eso es una burla al ciudadano al que le niegan la vacunación”.
Cuando pensó en optar por tercera vez a la inmunización, iba a hacerlo en la plaza Cristóbal Mendoza de El Viñedo que le queda más cerca de su casa, pero se enteró que ese punto lo habían eliminado, reduciendo así sus posibilidades de protegerse contra la enfermedad.
Su miedo es genuino. Varios integrantes de su familia se han contagiado con el virus, algunos han fallecido. “Siento un gran temor de que se siga muriendo la gente y contaminando sin recursos y sin servicios públicos, porque nada funciona en Carabobo. No vamos a poder sobrevivir, ¿es que van a acabar con todo el país?, por Dios, solo queremos vacunación”.
Llamado a Lacava por la vacunación
Su impotencia es imposible de ocultar. Pidió tajantemente al gobierno nacional, al gobernador y al alcalde que hagan algo por incluir en la vacunación a la población. “Exijo a Lacava que tenga espeto por los ancianos en el estado, porque él también va a llegar a esa edad, si es que llega”.
La experiencia de Carmen Deniz es similar a la de Caudia Perdomo. Ella también ha tenido familiares fallecidos por coronavirus y le preocupa mucho las fallas de los servicios públicos.
“No podemos cumplir con la higiene que corresponde porque no hay agua para bañarnos al llegar después de tres días en cola por gasolina. Parece que esperamos el holocausto, que nos muramos de mengua”.
A ella tampoco le ha llegado el mensaje para la vacunación y resaltó que más allá de las denuncias de las lamentables muertes del personal sanitario y de personas conocidas, poco se dice de los ciudadanos comunes. Se mueren a diario porque no tienen vacunas ni recursos, y en los centros públicos no hay nada para atenderlos”.
Le preocupa no contar con los recursos para costear en una clínica privada la enfermedad porque tampoco podría con los gastos de la atención en casa entre medicinas, oxígeno y estudios médicos.
