De los tiempos de pandemia también han surgido iniciativas positivas. Así lo demostró un grupo de vecinos de la urbanización El Morro II, en San Diego, que durante los primeros meses de este año decidió recuperar y embellecer un lugar que se encontraba abandonado, hasta convertirlo en un espacio público para el disfrute de toda la comunidad: el Paseo Orégano.
Se trata de un tramo que abarca aproximadamente 800 metros, el cual une a El Morro II con La Esmeralda y bordea las faldas del cerro Fila El Orégano, uno de los pulmones vegetales del municipio. A pesar de ser un lugar de relevancia por su ubicación geográfica, debido a falta de conciencia de muchos estaba prácticamente convertido en un botadero de basura.
Pero lo que era un problema, se convirtió en motivación para el Grupo Ecológico El Morro II, liderado por Omar Cartaya y Jesús Tortosa, quienes durante años han trabajado arduamente por la preservación de los espacios verdes de San Diego. Fue así como iniciaron el proyecto de recuperación y embellecimiento de la vialidad, hasta convertirla en un espacio ideal para caminar, pasear o ejercitarse.
Cada sábado, desde hace más de dos meses, los integrantes de la organización ecológica realizan jornadas de limpieza, recolección de desechos, escombros, desmalezamiento, poda y embellecimiento del espacio. Con el paso del tiempo se fueron unieron otros habitantes de la urbanización y, entre todos, cambiaron el abandono y la suciedad por la frescura y limpieza que caracteriza al ahora bautizado Paseo Orégano, nombre escogido por los vecinos.
Las labores de embellecimiento son coordinadas por el artista Fedor Colón, habitante de El Morro II, quien trabaja en la intervención de los más de 20 postes que hay a lo largo de todo el paseo con ilustraciones alusivas a la flora y fauna local. También en la acera han pintado diversos mensajes que promueven la preservación ambiental y buscan crear conciencia en la población para evitar que continúen arrojando basura allí.
“Uno de nuestros grandes objetivos es eliminar por completo el bote de basura en el área, en función de convertirla en un espacio para la recreación y el esparcimiento, porque el lugar se presta para sacarle mucho provecho”, dijo Colón en entrevista con El Carabobeño. “Ya cuando alguien se acerca, de inmediato siente el cambio en el ambiente, ahora provoca estar allí, hacer ejercicios”.
El artista instó a todas las personas a sumarse de corazón y con voluntad a la causa del Grupo Ecológico El Morro II. “Esto no lo para nadie. En poco tiempo hemos logrado muy buenos resultados y queremos que la gente se sume a esta labor de embellecimiento para rescatar áreas que son para el bien de todos”, agregó.
Gracias a los aportes de los habitantes del sector, artesanos, emprendedores, la empresa privada y la Alcaldía de San Diego, la comunidad ha logrado rehabilitar otros espacios dentro de El Morro II, como el Mirador de los Abuelos, desde donde se tiene una vista panorámica de todo el valle e incluso parte del Lago de Valencia.
Para Gladys López, quien tiene más de 40 años viviendo en la urbanización, el impacto de estas iniciativas ha sido positivo. “La gente de otras zonas de San Diego, como La Esmeralda, se han motivado a seguir nuestro ejemplo”, señaló.
Los vecinos, junto al grupo ambiental, tienen planes de continuar trabajando en el mejoramiento del paseo y otros lugares de recreación para el beneficio de toda la comunidad. Están convencidos que unidos pueden lograr pequeños cambios que hacen grandes diferencias.
Para mantener la campaña de preservación del Paseo Orégano próximamente realizarán varias actividades en la que esperan que muchas más personas se involucren.
