Tras haber superado el COVID-19 el pasado diciembre de 2020, Lewis Hamilton declaró que aun sufre secuelas de la enfermedad. Se mostró más cansado de lo habitual al subir al podio del Gran Premio de Hungría para recoger el premio al tercer puesto (segundo tras la descalificación de Sebastian Vettel).
“He estado luchando todo el año con la salud. Manteniéndome sano después de lo que pasó al final del año pasado y todavía es una batalla”, destacó el siete veces campeón de Fórmula 1.
A propios y extraños sorprendió el comunicado del equipo Mercedes a través de las redes sociales, en el que indicaban que Hamilton se encontraba pasando un chequeo médico tras sufrir “fatiga y mareos leves” tras la prueba, lo cual, le hizo llegar un poco tarde a la rueda de prensa posterior.
“Estoy bien. Me he mareado mucho y todo se volvió un poco borroso en el podio”, confesó Hamilton ya en sala de prensa, admitiendo que estas secuelas se han vuelto consistentes desde su contagio el pasado mes de diciembre de 2020.
La fatiga marca sus entrenamientos
Lewis Hamilton no descarta estar sufriendo efectos de lo que muchos conocen como un ‘COVID permanente’. Es decir, aquellas personas que han superado la enfermedad pero que, pese al paso de los días, siguen sufriendo secuelas como la fatiga.
«No he hablado con nadie en particular sobre ello, pero creo que es algo persistente. Recuerdo los efectos de cuando lo tuve. El entrenamiento ha sido diferente desde entonces y los niveles de fatiga que tienes son diferentes. Es un verdadero reto», explicó.
Sin poder hacer nada al respecto, Hamilton comentó que seguirá entrenando y preparándose lo mejor que pueda y espera que lo vivido en el podio de Hungría sea derivado de otra causa.
“Tal vez sea la hidratación. No lo sé, pero definitivamente no he tenido esa experiencia. Tuve algo parecido en Silverstone, pero esto es mucho peor”, manifestó.
Con información de AS.
