Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

La preocupación en el rostro de Christian Pereira es evidente. Él es presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores Automotrices, Autopartistas y Conexos (Futaac) y lamenta tener que anunciar que lo advertido en 2014 ya es una realidad. “La industria está en la unidad de terapia intensiva. Está casi en coma”. En números, este año apenas se manufacturará 2% de la capacidad del sector.

170 mil vehículos al año es lo que se esperaba anualmente como cifra mínima de producción entre las principales cinco ensambladoras del país. Pero desde 2013 eso cambió cuando solo se colocaron en el mercado 98 mil 878 con una reducción de 24,26% respecto a 2012.

A partir de entonces la caída ha sido progresiva. En 2014 solo se produjeron 19 mil 759 unidades, en 2015 18 mil 300, y en 2016 dos mil 849, que significó el peor año de la industria en su historia. La proyección para el cierre de 2017 es que en conjunto se logre un número inferior.

Las denuncias hechas desde la Futaac comenzaron en 2013. “En ese momento alertamos que se podían perder mil 500 empleos, y nos quedamos cortos porque solo con el cierre de General Motors, más de cuatro mil personas se quedaron sin trabajo”.

(Dayrí Blanco)

La cifra de desempleo es alarmante. En los últimos cuatro años 50% de la nómina activa perdió su puesto de trabajo. Se trata de al menos 50 mil personas que eran mano de obra calificada como ninguna en el mundo.

El deterioro de la industria se ha traducido, además de menos empleo, en el cierre de proveedores locales. Y la nula producción significa el desmejoramiento de condiciones laborales. “Antes un trabajador de la industria ganaba cinco o seis salarios mínimos y ahora solo uno”. Es una situación que comenzó a cambiar paulatinamente desde 2013. “Los sindicatos por más esfuerzo que hacíamos no tuvimos respuesta porque no había producción suficiente para respaldarnos económicamente”.

Pereira insistió. “El apocalipsis que anunciamos y por el que nos decían exagerados y derroteros y cualquier tipo de acusación, es una lamentable realidad”. Durante todo ese tiempo de desinversión la obsolescencia en las líneas de producción se impuso. “En General Motors solo podían hacer modelos de Spark, Aveo, Cruze y Orlando que ya no existían, y el herramental ya estaba obsoleto, la transnacional entre decidir invertir una cantidad de dólares que no tenía para no garantizar producción prefirió retirarse del país”.

Pero hay propuestas claras. Todas las ensambladoras podrían fabricar unidades de transporte público para reactivarse y así contribuir a solucionar el problema de déficit de 80% del servicio. “Solo necesitamos voluntad política y en conjunto aportaríamos entre 50 y 100 unidades al mes”. También se plantea el ensamblaje de unidades con calidad de exportación para poder generar divisas y devolver la productividad en cada planta. “Nosotros estamos abiertos como siempre a reunirnos con quien sea necesario. escuchamos al gobernador recién electo que quiere reactivar la industria. Entonces que lo haga con voluntad”.




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