Foto: Armando Díaz

Cada vez aumenta la cantidad de detenidos que ingresa a Ciudad Chávez, en Valencia. A la entrada de esa urbanización de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) hay una estructura cercada por rejas y un cartel de tamaño considerable que hace saber que ahí es donde se llevan a cabo las audiencias de los manifestantes opositores en Carabobo.

A la 1:30 de la tarde de este 25 de mayo, tres familias esperaban saber algo sobre el destino de sus familiares.

En la entrada había un señor acompañado por una mujer con un pañuelo de bebe. Hablaban con desespero a un guardia nacional que les comentaba algo sobre su pariente. Se veían afligidos, se negaron a hablar. «En estos momentos no queremos declarar, lo único que realmente deseamos es que entreguen a nuestro familiar lo más rápido posible. Hablar con la prensa puede empeorar las cosas» comentaba el hombre que se limpiaba la frente con la manga de la camisa.

A unos metros, los tripulantes de una minivan plateada parecían sofocados. Estaban allí desde la mañana y eran víctimas de la incertidumbre que los militares siembran en los familiares de aquellos retenidos por manifestar. Era el caso de Joan José Lozada, quien salió de Guacara con rumbo a Valencia para visitar a una amiga en el Centro Policlínico La Viña. Nunca llegó a su destino, fue detenido en el camino, contó su padre José Gregorio Lozada, quien se enteró la noche del miércoles 24.

Los efectivos le comentaron temprano que estaba bien. Lozada, de 27 años, es estudiante de economía en la Universidad de Carabobo y trabaja en el negocio familiar. Un amigo contó que el joven pertenece a la organización estudiantil Fuerza3.

Según Angel Torres, su amigo es una persona tranquila que apoya todo tipo de protestas pacíficas, por lo que condena que haya sido llevado a un tribunal militar.

En un silencio un poco incomodo, la abogada del joven no afirma que sea un delito que la guardia les impida ver a Lozada, pero su lenguaje corporal y sonrisa nerviosa afirman lo que ella intenta decir.

Claudia Valdallo espera que a su defendido le den fecha de audiencia, pero es algo variable. «Puede ser hoy, mañana o pasado mañana, no lo se porque ellos no dan ningún tipo de información». Es poco el contacto, pero le confirmaron que el joven está en Ciudad Chávez y ya había recibido el desayuno y almuerzo. Aún así, le preocupada que él sufre de gastritis.

La abogada actuará en base al informe policial, aún no entregado. Mientras tanto continúa la incomoda espera.

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En la avenida Andrés Bello, el 24 de mayo, un grupo de vecinos manifestaba en las inmediaciones de Corpoelec, cuando los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) iniciaron las detenciones. En ese operativo cayó Oscar Dona Valetta de 20 años, informó su abogado, Jairo Pachón.

El experto en leyes aún no se ha comunicado con su defendido y repudia que un tribunal militar se encargue de asuntos que competen a civiles.

 




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