Jesús Aguilar no le teme a la velocidad. A él se ve recorrer con rapidez, sobre su silla de ruedas, en la pista de atletismo del Complejo Deportivo Batalla de Carabobo. Lo hace como recordando sus participaciones en olimpiadas y otras competencias, pero esquivando baches y sorteando el mal estado de los carriles vencidos en el polideportivo de La Isabelica, donde tantos atletas se han formado.
Él no se quiere detener. Tiene 59 años, una silla de ruedas llena de soldaduras porque no puede comprar una nueva, y la clara petición a las autoridades que hagan algo por el deporte y la generación de relevo en este 57 aniversario que cumple la urbanización.
Hace ejercicios de estiramiento, ve los grupos de jóvenes recibir las instrucciones de sus profesores y de pronto sale al ruedo. Da algunas vueltas a la velocidad que le permiten los cauchos desgatados y los carriles en mal estado. A eso se ha dedicado durante 40 años, pero nada es como antes en La Isabelica.
Alejandro Bermúdez lo ve ahí casi a diario. Él es entrenador, desde hace 23 años, de los alumnos del Liceo Formación Deportiva, de donde también egresó en 1990, así que conoce muy bien la realidad del lugar.
“Aquí no han hecho nada, ni siquiera la pinturita que le echaron a los edificios… Solo han cortado el, pero crece rápido”, expresó al recordar que hace un año también se denunció que el Complejo Deportivo Batalla de Carabobo de la Isabelica requería ser rehabilitado.
Aún no hay baños habilitados. Las piezas sanitarias fueron robadas, así como los cables y los bombillos de las torres de iluminación. El techo de parte de las gras gradas no existe, y la pista está ahí lista para ser foco de lesiones de los atletas. “Los carriles están vencidos, deberían absorber el golpe, pero no es así y los atletas de velocidad padecen de periostitis, que es un fuerte dolor en la tibia por el impacto”.
Los estándares internacionales indican que las pistas de atletismo deben recibir mantenimiento cada seis meses, pero no ocurre con la de La Isabelica.
Alberto Medina es compañero de promoción de Bermúdez. Ambos hicieron carrera en la selección regional y la nacional en la década de los 90. Escuchaba cada palabra de su colega y asentía. “Antes se entrenaba hasta las 9:00 p.m., ahora a las 6:00 p.m. hay que salir de acá”.
Tampoco hay seguridad de ningún tipo. “Aquí entra Raquel y todo aquel, hasta de hotel funciona esto por las noches porque entra quien quiere a hacer lo que le provoque”.
Logros en medio de la adversidad
Los entrenadores también han vivido de cerca cómo en medio de la adversidad sus alumnos no se rinden y obtuvieron el primer lograr en el Campeonato Nacional Infantil de Atletismo que se realizó en Barquisimeto recientemente.
Pero para ser campeones, cada uno, con el apoyo de sus familias, tuvo que pagar 80 dólares para costear el viaje, alimentación y hospedaje, mientras que los uniformes también lo costearon ellos mismos porque, “desde hace tres años Fundadeporte no aporta nada y antes de la pandemia, si pagaban movilización, no pagaban hotel ni comida, por ejemplo”, dijo Bermúdez.
Para asistir a una competencia nacional, los profesores de La Isabelica deben llenar planillas y recaudar documentos por cada atleta, para que apenas les den 10 dólares. “Eso no tiene sentido”.
Aun así, hay deportistas que han ganado oro, bronce y plata en diferentes eventos nacionales e internacionales, como Jhoan Sanguino, quien en los Juegos Suramericanos de Asunción, el 5 octubre, se coronó campeón continental en levantamiento de pesas.
Pero durante su preparación, en uno de los entrenamientos, la barra se le rompió encima. “Hicimos las solicitudes en Fundadeporte, dijeron que estaba aprobado el dinero, yo fui a los suramericanos, regresé y nada”.
Actualmente, solo tienen una barra para prácticas masculinas y dos para femeninas y en total son más de 70 atletas los que entrenan en ese gimnasio.
Una promesa incumplida
Falta poco más de dos meses para que culmine el 2022, año que el gobernador anunció como el de la “consolidación definitiva de la natación”, junto a la promesa de rehabilitar el complejo de piscinas de La Isabelica que aún está cerrado.
Ya nos llegó todo el material q faltaba para terminar la piscina olímpica del Misael Delgado. La vamos a dejar de carrera y apenas termine ahí brinco para el complejo de piscinas de La Isabelica porque el año q viene será el año de la consolidación definitiva de la natación 🦇🦇 pic.twitter.com/9oUSf6Mcsy
— Rafael Lacava (@rafaellacava10) December 9, 2021
Se trata de una piscina olímpica, una infantil y otra de clavados donde más de tres mil personas se beneficiaban con sus practicas deportivas, además de las labores de rehabilitación física que también se realizaban ahí.
Lacava hizo el anuncio durante las labores que se realizaban, en diciembre de 2021, en la piscina del Misael Delgado, que sí está en funcionamiento, pero los vecinos de La Isabelica aseguran que en la de su urbanización no han iniciado las labores respectivas.
La recuperación del complejo de piscinas de La Isabelica fue una las primeras acciones que el gobernador publicitó con fuerza al comienzo de su primero periodo como mandatario regional, al hacer la reinauguración el 28 de febrero de 2019. “Pero eso solo duró unos meses abierto, no le hicieron mantenimiento adecuado y todo se deterioró rápido”, expresó un vecino que prefirió no ser identificado.
Hoy es un día histórico para la Natación, Polo Acuático y los Saltos Ornamentales de Carabobo porque logramos vencer la desesperanza de muchos años y recuperamos el complejo de piscinas de la Isabelica, el más importante del país. pic.twitter.com/7enPZKDwK1
— Rafael Lacava (@rafaellacava10) March 1, 2019
Cumpleaños en precariedad
La urbanización La Isabelica fue fundada el 13 octubre de 1965 por Raúl Leoni con un plan de construcción de cuatro mil 775 viviendas unifamiliares y tres mil 659 apartamentos para alojar aproximadamente 52 mil 741 personas de bajos ingresos, entre 500 y 1500 bolívares mensuales.
Según el censo realizado en 2020 por la Asociación Condominios Isabelica (ACOISA), actualmente, son 90 mil habitantes repartidos en 13 sectores, 93 edificios y 189 escaleras.
Pero las veredas y los estacionamientos están sin iluminación, hay maleza en las aceras y calles, colapso de aguas servidas, hundimiento de avenidas, precariedad en los servicios públicos como las fallas en el suministro y calidad del agua.
Desde ACOISA exhortan a las autoridades regionales y municipales a atender todas estas necesidades, que no se esconden con planes “embellecimiento” que incluyen la pintura de las fachadas de los edificios, y la iluminación de las avenidas principales en La Isabelica.