“María es el camino más seguro, el más corto y el más perfecto para ir a Jesús”

San Luis Grignion de Montfort.

La navidad es la festividad más hermosa de la religión cristiana y en especial de la católica, nos demuestra el encuentro con cristo, la esperanza de que Dios en su infinita misericordia y en la inconmensurable perfección de la santísima trinidad, logre hacerse hombre, reproducirse en su trinidad e inspirado por el espíritu santo exaltar a una criatura inmaculada, perfectamente humilde y sierva de la voluntad del altísimo, hago referencia a la Santísima Virgen María, “por quien a través de su intermedio llegamos al hijo y por ende a Dios” (Grignion de Monfort, 2018). María humilde entre las mujeres se asume la sierva y esclava de Dios, para ser tabernáculo del Cristo, de Dios hecho hombre quien vive entre nosotros, para conocer nuestros dolores, agobios y sacrificarse para nuestra salvación.

La navidad nos presenta como Dios se hace hombre en medio de la más absoluta pobreza, contando con el apoyo de San José, quien también fuere inspirado por su revelador sueño, que le permitiese entender los misterios de la encarnación del verbo, esa humilde familia, vísperas del alumbramiento de María, viaja a Belén, para cumplir una orden imperial. El poder humano siempre violento, agresivo y soberbio, es implacable con los humildes, es conocido por los evangelios, los agobios de la santa familia para llegar a un lugar apropiado para el parto y ese lugar fue un establo, ese que representamos en los hogares e iglesias, romantizado, bajo la interpretación del Santo varón de Asís, pero cuya realidad dista mucho de crepitantes luces, rebaños de mansas ovejas y un verdor exultante, Cristo nace y es colocado en un pesebre, un lugar en el cual los animales comen, pero que simbólicamente representaba el lugar en donde se colocaban los corderos perfectos para el  sacrificio a Dios, mismos que eran envueltos en telas.

Justamente esa semiología es usada por el Arcángel Gabriel para anunciar a los pastores que les había nacido en la Ciudad de Belén un salvador, Cristo, el redentor, los ángeles son los mensajeros de Dios y en esa anunciación, se proclamaba la verdad absoluta de la presencia de Dios y la muerte de toda forma de paganismo.

“Este vínculo con Jesús lo logramos a través de la consagración hacia María, vehículo, perfecto a cristo: Es decir, la consagración total Cristo a través de María: Debemos dar todo lo que tenemos en el orden de la naturaleza y la gracia y todo lo que podemos tener en el orden de la naturaleza, la gracia o la gloria. Y esto por toda la eternidad y sin reclamar ni esperar ninguna otra recompensa por nuestra oferta y nuestro servicio que el honor de pertenecer a Jesucristo a través de María y María, incluso si este adorable soberano no fue, como siempre, la más generosa y agradecida de las criaturas «. (Grignion de Monfort, 2018).

El vínculo con Jesús se logra a través de la humildad de María, de su perfección al decir que sí y aceptar la  voluntad del altísimo, entonces pueden existir navidades sin regalos, sin lujos, sin festejos, sin comidas, sin cosas materiales, pero jamás sin Cristo, al cual encontramos a través de su Madre y esta relación nos compele, cual comando al hecho de honrar a nuestras Madres, entendiendo que ese amor que nos profesan en este plano o desde el seno de Dios, es el más cercano amor al del padre celestial, nuestras madres son la razón de nuestras existencias, la honra diaria, el amoroso deber, somos hijos y nos convertimos en padres, cuando se hacen ancianas y ese deber lo debemos de honrar con amor, paciencia y entrega, de nada vale cumplir tareas, dotar materialmente cuando se escinde de amor a la madre frágil y anciana, ningún afecto, obligación o deber puede estar por encima del amor hacia la Madre, pues en el tratado de la verdadera devoción a maría, San Luis María Grignion de Monfort, nos aclara que el camino a Cristo reside en la consagración a su Santísima Madre ¿Sí Dios omnipotente y ubicuo, rey del universo, nos enseña que el camino hacia su devoción reside en María, su madre, quienes somos nosotros para torcer esa devoción teológica, que sustenta buena parte de la filosofía medieval y de las ciencias?.

Finalmente, ustedes estarán acostumbrados a columnas, con predicciones económicas, implicaciones políticas, pero esta columna circula en el día de la Navidad, que Cristo nuestro señor, luz del universo, principio y fin, vencedor  de las tinieblas nazca en los pesebres de nuestros atormentadas almas, en los agobios de los desplazados, en las camas de los hospitales, en las cárceles en dónde se purga por pensar y disentir, en las carencias de los desplazados, espero que entendamos que Cristo se manifiesta, en el dolor y el hambre, en el hermano padeciente, en aquel quien es apartado de sus afectos, por calumnias e infamias, que la luz de Cristo y la intercesión de su Santísima Madre, nos reconforte en este tránsito escabroso que es la madriguera de la vida, en nuestros corazones, en los intersticios de nuestras almas, canten los ángeles ¡Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres!, sobre todo paz en medio de la violencia, la guerra y el orgullo.

¡Feliz Navidad!, verdadera con cristo en el alma y sin cosificación de lo esencial que es invisible a los ojos.

Referencias:

Grignion de Monfort, L. (2018). Tratado siobre la verdadera devoción a María. Buenos Aires: Santa María.




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