Una vez más los jubilados y sobrevivientes de Pdvsa salieron a la calle a reclamar sus derechos. Lo hicieron este lunes 21 de diciembre en la avenida Cedeño de Valencia, desde donde exigieron a las autoridades de la estatal petrolera el pago de 650 dólares mensuales correspondientes al fondo de pensiones.
José Pantaleón, vocero de la seccional Valencia de los jubilados y sobrevivientes de la industria petrolera, denunció que les robaron el fondo de pensiones, el cual supera los siete mil millones de dólares. “Estamos reclamando un derecho que nos han robado, un dinero que fue recaudado durante nuestros años de servicio en la empresa”, dijo a El Carabobeño.
Actualmente un jubilado de Pdvsa devenga unos dos millones de bolívares al mes, equivalentes a menos de dos dólares y según la última auditoría que hicieron al fondo de pensiones, que fue en 2016, les correspondería ganar al menos 650 dólares mensuales. Pantaleón aseguró que incluso podría ser más, porque Pdvsa tiene cuatro años sin hacer auditorías y publicar cifras oficiales de su gestión.
En todo el país son alrededor de 31 mil jubilados y sobrevivientes de Pdvsa. En la región Centro Occidental, que incluye a Carabobo, Yaracuy y Lara, hay aproximadamente mil 500 y específicamente los de la seccional Valencia suman al menos 600. Todos padecen la misma situación: luchan para sobrevivir con un ingreso que no alcanza ni para comprar un kilogramo de arroz y otro de harina de maíz.
“Aquí se nos están muriendo de mengua compañeros por falta de medicina y tratamiento médico”, alertó el representante sindical, ya que perdieron todos los beneficios asociados a la atención médica en centros privados. Además, desde hace seis meses no reciben el apoyo de alimentación que les estaban dando con las cajas CLAP.
Jorge Rodríguez, trabajador jubilado de Pdvsa con más de 30 años de servicio, hizo un llamado claro y dirigido al presidente de Pdvsa, Asdrúbal Chávez: “Páganos los 650 dólares que nos corresponde según las cuentas y devuélvenos los planes de salud de Sicoprosa. Por naturaleza ya eres cómplice de las barbaridades que se han cometido contra nosotros los jubilados y nuestros familiares. Igual que tú, Nicolás (Maduro)”.
Fue enfático al señalar que no están pidiendo limosnas, sino el fruto del patrimonio que con su esfuerzo, sacrificio y tesón sembraron durante años en la industria petrolera venezolana.
“Ese dinero no es de ustedes, es de nosotros”, insistió. “Hoy, cuando debemos estar en nuestras casas junto a nuestras esposas, estamos en la calle protestando por la crueldad de un gobierno miserable que nos llevó a la pobreza inducida y a quitarnos los planes de salud”.
Un declive que inició hace 20 años
Antes de entrar en la lista de jubilados del sector petrolero, Antonio La Cruz llegó a ocupar el cargo de superintendente del C3, una institución que se encargaba de la formación del personal de Pequiven y Pdvsa. Aseveró que el declive de la estatal petrolera inició en el 2000, con un proceso de desinversión y burocratización.
“El Estado se desentendió de la inversión de todas las industrias básicas. Comenzaron por Pdvsa e hicieron lo mismo con las Guayana”, sostuvo La Cruz. “Cuando inició la burocratización, a partir del año 2000, sacaron a los especialistas y colocaron a su gente (el chavismo), eso llevó a que la industria se arruinara en la parte técnica”.
En cuanto a la Refinería El Palito, ubicada en Carabobo, alertó que las diversas gerencias que han estado al frente de Pdvsa durante las últimas dos décadas fueron abandonando todos los sistemas de mantenimiento de las plantas, lo que trajo como consecuencia que actualmente se produzca combustible de forma inconsistente y a niveles mínimos de su capacidad instalada.
“Los mantenimientos que se hacían antes con personal especializado, de empresas que se dedicaban exclusivamente a eso, no se hicieron más”, agregó el ex trabajador de Pdvsa. “Hoy los venezolanos se pueden dar cuenta de que no queda nada de la industria petrolera, porque los campos petroleros fueron cerrados. La gente lo vive diariamente: no hay gasolina ni gas”.
