Paulo Dybala
El argentino Paulo Dybala es el mejor jugador del Roma de Daniele De Rossi. Foto archivo: EFE/EPA/Fabio Frustaci

Pellegrini, recién entrado al campo, a la media vuelta, conectó un derechazo dentro del área que cambió en el minuto 75 el rumbo de un empate a nada entre el Roma, ganador final, y el Nápoles, mermado desde antes por la expulsión por tarjeta roja directa de Politano, sobrepasada la hora del choque, y con nueve por la doble amarilla posterior a Osimhen, antes de encajar el 2-0 final, en la última jugada, de Romelu Lukaku.

Por debajo de las expectativas, su realidad es Europa. Nada más y nada menos. La clasificación para las competiciones continentales, vía Serie A, y la aspiración que sostienen en sus respectivos torneos. Al Nápoles, en la Liga de Campeones, lo espera el Barcelona. Al Roma, en la Liga Europa, lo aguarda el Feyenoord. Mal augurio si ambos transitan al mismo nivel que lo han hecho hasta ahora en su liga. El título ya es imposible. No hay matices.

Los 17 puntos con los que aventaja el Inter al conjunto celeste, que se quedan hasta los 16 en el caso del bloque de Jose Mourinho, son una distancia abrumadora, cuando tan solo se han disputado 17 jornadas. El Nápoles, el vigente campeón, no ha ganado ni siquiera la mitad: ocho. El Roma, los mismos.

Su fútbol tampoco restablece su crédito. Enfrentados este sábado en el estadio Olímpico de la capital italiana, la primera parte fue un intercambio de faltas, frustraciones, errores y alguna ocasión, sobre todo una por encima de todas: el remate completamente solo de Bove que salvó Meret, tras una trepidante jugada de Belotti por el lado derecho del ataque.

Demasiado poco, entre el susto que provocó un mal apoyo de Di Lorenzo. Se quedó en el suelo, se agarró la rodilla derecha. Fatal síntoma en estos tiempos, con tanta carga de encuentros y con tantos ligamentos cruzados rotos en las ligas europeas. La aparente gravedad, con las manos en la cara, fue un episodio menos dañino. Siguió en juego.

Sí se lesionó Lobotzka, iniciado el segundo tiempo, aparentemente algo muscular, en un partido que transitaba por la nada más absoluta. Ni el Roma ni el Nápoles. Ninguno de los dos era capaz de crear nada en el otro área, hasta que la expulsión de Politano con tarjeta roja directa (soltó una patada leve cuando fue agarrado por Zalewski, quizá le dijo algo al árbitro, Andrea Colombo) lo cambió todo, porque el Roma sí marcó en superioridad.

Los cambios de Mourinho incrementaron el aspecto ofensivo de su equipo, pero, realmente, fue una acción aislada, con una serie de rechaces que Pellegrini enganchó a la media vuelta, con la derecha, fuera del alcance de Meret para decidir un encuentro de bajo nivel, lejos de lo que se presupone a ambos equipos. El Roma es sexto; el Nápoles, séptimo. Aún fue expulsado Osimhen, aún se fue lesionado en el hombro Natan y aún marcó Lukaku en el 95.

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