Situación de calle Valencia carabobo
Leonel junto a uno de sus compañeros de calle arrastran una carretilla improvisada repleta de material reciclable. (Foto: Francis Tineo)

Leonel García empieza su búsqueda todos los días a las 5:00 a.m. Tiene 24 años viviendo en la calle y sabe que la única forma de calmar su hambre es recorriendo largas distancias y registrando entre cada bolsa de basura como si se estuviese jugando decenas de cartones de bingo: alguna le dará lotería, aunque sólo sea un pedazo de plástico o cartón para reciclar.

Este año ha sido el más difícil para Leonel. La crisis económica del del país ha afectado los fondos de las fundaciones y el bolsillo de las personas que antes eran bondadosas con él, por eso perdió las esperanzas de probar el plato navideño este diciembre. “El 24 nos tocó reciclar, como todos los días donde a veces conseguimos algo de comer y a veces no conseguimos nada”.

Junto a otras seis personas y sin tapabocas, García  se refugia en los inmediaciones de una cancha en Paseo Cabriales: en total son dos mujeres y cinco hombres. “Antes habían dos menores. Mi cachorrro de 15 años gracias a Dios consiguió una casa donde lo cuidan, pero el otro niño de 12 años no sabemos qué se hizo”.

Junto a sus compañeros de calle, con los que hace rutas desde su guarida hasta Ciudad Chávez (a veces por la avenida Don Julio Centeno de San Diego cuando los días son muy rudos), espera recibir el Año Nuevo. “El 31 la pasaré con mi familia, que son los chamos de la calle, y seguiremos caminando a ver qué comemos”.

Situación de calle valencia carabobo
Henry no tiene recursos para comprarse un par de zapatos. Tampoco para adquirir tapabocas desechables que lo protejan del coronavirus. (Foto: Francis Tineo)

Sin hallacas ni juguetes

Henry Marco tiene su casita en el sur de Valencia pero siente que su hogar es la calle. Lleva años ganándose la vida ofreciendo espectáculos de burriquita a media vía, a la altura de la avenida Branger de la ciudad, donde pasa el día entero bailando sobre el animal de trapo.

De vez en cuando, mientras el semáforo está rojo, algunos conductores le regalan un billete, pero la escasez de efectivo ha echo que sus ingresos sean cada vez más  reducidos.

Al igual que Leonel, Henry se las ha visto rudas durante las festividades decembrinas. Tampoco probó el plato navideño en Nochebuena. “No hicimos hallacas porque somos de bajos recursos. Comimos arroz”.

Sin embargo lo que más afligió al cultor de la burriquita, Patrimonio Nacional de Venezuela desde 2016, fue no poder ofrecerle regalos a sus cinco nietos menores de edad. “Las fundaciones siempre nos ayudaban con los juguetes, pero este año no nos dieron ni uno. Fue un 24 tan triste, no sé por qué se habrán olvidado de ellos (sus nietos). ¿Será por la crisis?”.

Para la nochevieja Henry Marco piensa hacer lo mismo que Leonel: salir a la calle e intentar ganarse un plato de comida.




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