samanes Equipo multidisciplinario:
Samán de La Viña (Foto: Archivo El Carabobeño)

Valencia tiene bien definidos sus iconos y símbolos, como es el caso de los emblemáticos samanes de la zona norte. Durante más de seis décadas estos árboles han sido testigos de la evolución de la ciudad y los valencianos de varias generaciones los asumen como un patrimonio natural no oficial que los identifica.

De los cuatro ejemplares más grandes y longevos que hay en el norte de la capital carabobeña solo quedan tres y uno de esos, el de la redoma de La Viña, frente a la Torre Movistar, está en condiciones preocupantes: el 60 % de su copa está cubierto por hojas marchitas. Así lo determinó un equipo multidisciplinario integrado por especialistas independientes y el Instituto Municipal de Ambiente (IMA).

Todos temen que se repita la tragedia del icónico samán de la isla situada entre la calle 107 y la avenida principal de La Viña, del cual solo queda el tronco y las ramas secas. De acuerdo a un estudio realizado el año pasado por la Facultad Experimental de Ciencias y Tecnología de la Universidad de Carabobo (Facyt-UC), este ejemplar murió a causa de un hongo que le causó lesiones profundas desde la parte apical hasta el centro, no por envenenamiento como trascendió inicialmente.

El que se encuentra en mejores condiciones es el que está entre el centro comercial Siglo XXI y el antiguo Hotel Intercontinental (actual Venetur), informó en entrevista con El Carabobeño Esmeralda Mujica, biólogo egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y habitante de La Viña, quien inició todo un movimiento ciudadano en busca de la preservación de estos ejemplares.

Aunque fue muy tarde para salvar al samán de la avenida principal de La Viña, que en diciembre solía ser punto de encuentro para la recreación y el entretenimiento de los valencianos, Mujica junto a otros profesionales jubilados y activos del ámbito científico decidieron trabajar por la recuperación del resto de los árboles. “Debo reconocer al IMA, porque nos han entendido”.

Al samán ubicado entre el centro comercial y el hotel, por solicitud del equipo multidisciplinario, en julio pasado el IMA le aplicó un tratamiento fitosanitario que incluyó fertilización. Además, durante el verano las hojas se dejaron distribuidas a dos metros del tronco, a modo de alfombra, para mantener la humedad del suelo. “Fue importante que las cuadrillas no dejaran las hojas apiladas junto al tronco”, explicó la biólogo.

Actualmente el que les causa mayor preocupación es el de la redoma de La Viña. Aunque desde octubre pudieron observar el deterioro que presenta, las restricciones de movilidad vinculadas a la pandemia de COVID-19 y a la escasez de gasolina impidieron que el equipo actuara durante esos meses.

Fue a mediados de enero cuando volvieron a realizar una evaluación de este ejemplar, cuya copa ocupa 650 metros cuadrados.  “Esta vez se necesita gente que realmente conozca de árboles, porque no es una situación aislada. Ya tenemos dos casos, uno que se nos murió (el de la avenida principal de La Viña) y otro que está deteriorado (el de la redoma de La Viña), pero sigue con las hojas”, sostuvo.

Hasta el momento no están claras las causas del deterioro de este segundo samán. Para determinarlas fueron contactados fitopatólogos, quienes se encargan de estudiar enfermedades en los árboles. Por otra parte, los análisis se realizarán en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), en Lara, donde todavía funciona un laboratorio de fitopatología.

De acuerdo a la vocera, para tomar las muestras que se enviarán a la UCLA primero deben realizar una poda supervisada al árbol, en fase lunar menguante, que inicia el próximo 4 de febrero. Ese mismo día el equipo multidisciplinario iniciará la fertilización y en paralelo aplicará un producto cicatrizante luego de la poda para evitar la entrada de otros agentes patógenos que lo puedan afectar.

Mientras llega la poda, junto al IMA están realizando riegos interdiarios y controlando algunas plagas, como hormigas y bachacos.

“Estamos evaluando árboles, porque también existe la posibilidad de que se trate de una enfermedad específica de los samanes”, sostuvo la especialista, al tiempo que reportó que otros tres ejemplares en la ciudad también murieron: uno en el distribuidor Las Chimeneas y dos en la Plaza de las Esculturas.




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