Entre campanadas, aplausos y lágrimas los valencianos recibieron la reliquia del beato José Gregorio Hernández esta tarde en la Plaza Sucre, último punto de la caravana que inició en horas de la mañana de este sábado 1° en el peaje de Guacara y recorrió los principales municipios de Carabobo, así como comunidades del norte y sur de Valencia.
El padre Miguel Romero, párroco de la iglesia San Francisco, que desde hoy pasa a ser también santuario del beato, fue quien tomó la reliquia del Socorro Móvil y bendijo a los presentes en la plaza. Su alegría era evidente. “La caravana que hicimos por nuestro estado demuestra que José Gregorio Hernández sigue haciendo milagros entre nosotros”, dijo a El Carabobeño.
La reliquia de primer grado contiene un fragmento de la osamenta del “médico de los pobres” y estará exhibida en un altar especial, dispuesto en el lateral izquierdo de la iglesia. El padre Miguel está convencido de que la presencia de José Gregorio Hernández en la ciudad se manifestará en obras y milagros entre los valencianos.
“Bendigo a la comunidad de Valencia, para que en este tiempo aumente nuestra fe y confianza. Es tiempo de esperanza, esta pandemia pasará”, agregó el rector del nuevo santuario de José Gregorio Hernández en el centro histórico de la capital. Una segunda reliquia fue enviada desde Caracas a Carabobo, pero estará en Puerto Cabello.
Desde el mediodía María Sulbarán llegó a la Plaza Sucre, cargando una estatua de mediano tamaño del siervo de Dios. Desde pequeña ha sido devota y esperaba con ansias la llegada de la reliquia al lugar. “Lo único que le pido es que se lleve esta pandemia”, señaló.
Aunque José Gregorio Hernández está a solo un milagro para que el Vaticano apruebe su canonización, para Lucía de Freites ya es un santo. A su juicio, la ceremonia de beatificación es el acontecimiento más importante que les ha ocurrido a los venezolanos durante el último año.
“Yo pido por todos los enfermos con COVID-19. Los que están sufriendo en los hospitales, en una muy mala situación económica y no tienen para comprar sus medicamentos, por todos ellos pido. Pido por mi nieta, que es especial, y necesita ser operada de la columna”, sostuvo Lucía.
A Enilda Ramírez su hija la llevó hasta la plaza. No podía hacerlo por sus propios medios, ya que tiene varios meses en silla de ruedas. Apenas estuvo frente a la iglesia rompió en llanto. “Que me cure a mí y a todo el país”. Con voz entrecortada eso fue lo que repitió varias veces.
La jornada de este sábado finalizó con el rezo de la Coronilla de la Misericordia y la exposición de la reliquia para la veneración de los fieles. Al finalizar los actos público, a puertas cerradas y sin presencia de los feligreses se celebrará una eucaristía de bendición de la imagen del doctor José Gregorio Hernández.
