Punto de venta

Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

Una hora y media. Eso tardó Omaira Torres en la cola de una charcutería cercana  su casa para pagar medio kilo de queso blanco. Tenía a menos de 10 personas delante de ella y esperaba salir más rápido. Pero la caída constante de la conexión del único punto de venta en lugar cambió todo sus planes. Mientras intentaba no desesperarse pensaba en todos sus asuntos pendientes y recordó que la tarde anterior no pudo transferir el pago de la academia de inglés de su hijo porque la plataforma estaba caída. Son incidentes ya cotidianos que hacen imposible que el sistema bancario pueda soportar la transacciones electrónica deseadas por el Gobierno.

El problema es claro: No existe la suficiente capacidad de velocidad de respuesta y de conectividad en todo el territorio nacional para que la mayoría de las compras y pagos que se hacen en el país sean por la vía de tarjetas de débito o crédito, o transferencias bancarias, de acuerdo a  Carlos Ñáñez, economista y profesor de teoría monetaria de la Universidad de Carabobo (UC).

Los inconvenientes son varios. Por un lado la infraestructura del software no es lo suficientemente fuerte y sólido para sustentar el volumen de información que se surte a esa plataforma con cada transacción electrónica que se realiza. A eso se le suman las constantes fallas en la energía eléctrica, que tienen incidencia directa sobre el empleo de la plataforma.

No es fortuito que los sitios web de las entidades bancarias suelan estar colapsadas. “Deben estar sometidas a procesos constantes de reajustes, por lo que en ocasiones se publica que en determinado horario no se ofrecerán puntos de venta ni transacciones electrónicas por mantenimiento de la plataforma, que no es más que la limpieza de servidores de los bancos que requiere de inversión importante para poder soportar la cantidad de transacciones”.

A eso se le suma que 60% de los puntos de venta del país tienen severas fallas con el software y hardware. El primero en términos de conectividad y carencia de papel térmico; y el segundo tiene que ver con la imposibilidad de renovar los dispositivos digitales por falta de divisas para su importación.

En términos tributarios, cuando el Gobierno ofrece un incentivo para motivar las transacciones electrónicas,  se requiere que los comerciantes tengan una infraestructura contable lo suficientemente apropiada para garantizar que todo el registro de las transacciones, que componen el pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA), esté articulado a un sistema computarizado que permita procesar que la transacción no será de 12% sino cinco puntos por debajo, como lo ordenó el presidente Maduro la noche del jueves. “Para esto se necesita un cambio en procesos de facturación para que sea separado por forma de pago, y no todos los establecimientos están en capacidad de adaptarse a eso”.

Todo indica que más allá de resolver el problema de escasez de efectivo en el país, con estas nuevas medidas colapsarán aún más los sistemas de conectividad para las transacciones electrónicas como sistema de pago, y Omaira Torres tardará mucho más que una hora y media para cancelar medio kilo de queso blanco.




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