Aparte del “diálogo dominicano”, cuestión de surrealismo político, la discusión “intra-opositora” versa, básicamente, sobre el asunto de los espacios político-institucionales, que pueden conquistarse o preservarse, dentro de la estructura de la hegemonía imperante. Un tema de importancia, sin duda, pero mal enfocado. Esos espacios no son un fin sino un medio para producir el cambio efectivo que la nación reclama y necesita. ¿Esos cambios se han logrado? A mi me parece que no.

Más espacios que la mayoría calificada en la Asamblea Nacional, es difícil de imaginar. Y sin embargo, tal plataforma no ha sido de eficacia, al menos en cuanto a promover un cambio real. Las razones deben ser diversas. Unas presentables (aunque debatibles) y otras impresentables. Pero los hechos son tercos, como decía Lenin, y ese “súper-espacio político” no ha sido capaz de conseguir un cambio que merezca tal calificación.

En realidad, el asunto de los espacios tiene para gran parte de los factores políticos que conforman el ensamble opositor, un alcance más bien de carácter burocrático. Y por lo tanto, también, clientelar. No regateo que tengan derecho a ello, pero ese derecho se debilita y, prácticamente, se anula, vistas las realidades en que se encuentra Venezuela: una catástrofe humanitaria y una hegemonía que sojuzga a la nación de manera despótica y depredadora.

Frente a una situación de tan trágica naturaleza, el espacio por excelencia debería ser la calle, entendida esta como la movilización popular y la protesta social. De hecho, eso fue lo que oficializó la Mud al por fin caracterizar al régimen de Maduro como una dictadura, y al proceder a desconocer la autoridad de su principal instrumento, la llamada “constituyente”, invocando la defensa de la Constitución consagrada en sus artículos 333 y 350. Y todo ello ocurrió hace pocas semanas.

Pero luego de instalada la “constituyente” y de anunciada la elección regional y municipal, la prioridad se centró en los espacios que se derivarían de esas instancias. Hubo un cambio espacial en verdad notorio…

Mientras la hegemonía siga haciendo lo que le de la gana, como acontece hoy mismo, no hay cambios efectivos en Venezuela. La cuestión de los espacios, entonces, debería girar en torno a ello, y no en torno a conquistar tales o cuales organismos, o las votaciones correspondientes para conseguirlo. El meollo de la lucha debería estar en otra parte.

 

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