Exactamente un año transcurrió desde que la centenaria Cruz Mayor o Cruz Grande de Valencia colapsó por falta de restauración. Hasta el momento, a pesar de las promesas de recuperación por parte de las autoridades municipales, el monumento continúa igual que aquel martes 14 de julio de 2020: fracturado y abandonado, sin signos que evidencien tan si quiera el inicio de los trabajos de reconstrucción prometidos por el alcalde Alejandro Marvez.
Fue el 15 de julio del año pasado cuando la Alcaldía de Valencia anunció la recuperación estructural del emblemático símbolo situado en el cerro El Calvario, dentro del parque municipal Filas de la Guacamaya, al oeste de la ciudad. Mediante una nota de prensa, ese día Marvez explicó que los trabajos de restauración formaban parte del proyecto de recuperación de las áreas históricas y recreativas del parque. Pero nada de eso ocurrió.
La cruz continúa en el piso, hundiéndose entre la maleza. Así lo constataron este miércoles senderistas, montañistas y organizaciones dedicadas a la preservación del patrimonio carabobeño, quienes realizaron una caminata hasta el cerro El Calvario, con el objetivo de resaltar el valor histórico de la también conocida como Cruz del Calvario y pedir que sea reconstruida.
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“Hoy se cumple un año y no hicieron absolutamente nada. Engavetaron el proyecto que se les entregó”, lamentó Eleazar Alvarado, representante del equipo de Ecosenderismo Filas de la Guacamaya, que por mucho tiempo ha organizado diversas actividades deportivas, sociales, culturales y religiosas en el parque municipal.
La caída pudo prevenirse
La caída de la cruz era un escenario previsible. Desde hace varios años estaba notablemente deteriorada, en especial a la mitad de su estructura, donde finalmente se fracturó hasta derrumbarse. Eleazar aseguró que en reiteradas ocasiones llevaron oficios a la alcaldía y a la gobernación para que la restauraran, incluso antes de que se cayera, y nunca hubo respuesta.
Sobre los trabajos que haría la alcaldía, según lo anunciado en julio de 2020, Eleazar agregó: “Vino un arquitecto, hizo unos estudios, pero hasta ahí”.
Llamada también Cruz de Constantino, es una obra de Jesús María Briceño y fue erigida en Valencia en 1913 para celebrar los mil 600 años de la proclama hecha por Constantino El Grande, conocida como el Edicto de Milán, sobre la tolerancia hacia el cristianismo y el establecimiento de la libertad de culto en el Imperio romano.
En 2013, el emblemático monumento religioso cumplió 100 años como testigo de la historia y el desarrollo de la capital carabobeña, lo que a juicio de Eleazar, la convierte en un patrimonio indiscutible de la ciudad que debe ser recuperado cuanto antes.
La cruz original, de madera, se encuentra expuesta en el Museo Casa de los Celis. En su lugar estaba la estructura que colapsó el año pasado.
Promesas hechas sal y agua
A propósito del primer aniversario de la caída de la cruz, la junta directiva de la Academia de la Historia de Carabobo dirigió una carta al alcalde de Valencia, solicitando no solo la restauración del monumento en el cerro El Calvario, sino también la devolución de la escultura de monseñor Salvador Montes de Oca, segundo Obispo de la ciudad, a la plaza que lleva su nombre en Guaparo.
En la opinión de los académicos carabobeños, las promesas que hizo Marvez “se convirtieron en sal y agua ya que a un año de ellas, la situación sigue siendo exactamente igual”.