Un joven de 23 años muerto y otras 11 personas heridas dejó este sábado un tiroteo contra manifestantes que participaban en Managua en una multitudinaria marcha contra el presidente Daniel Ortega, en protestas que dejan más de 220 muertos en dos meses y medio.
«Hace poco murió el joven. Tenemos reportadas 11 personas heridas, entre ellas una niña que un tiro le pasó rozando la cabeza», declaró el secretario de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH, local), Marcos Carmona, al Canal 100% Noticias.
Según Carmona, el muchacho, un vendedor ambulante, recibió un tiro en la cabeza cuando un grupo de manifestantes que se separó de la ruta de la marcha, fue atacado a balazos al pasar por un terreno ocupado por campesinos y hombres vestidos de civil fuertemente armados.
Luis Ortiz, padre del fallecido, declaró a ese medio que luchó contra la dictadura de los Somoza, derrocado por una insurrección popular encabezada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), uno de cuyos comandantes era Ortega. «Es algo muy duro, nunca pensé que un hijo mío muriera en manos de quien con tanto luché y di mi sudor y sangre porque soy lisiado de guerra también. Soy sandinista, pero no soy danielista», agregó Ortiz.
Un equipo de AFP pudo ver cuando el muchacho cayó con el impacto de bala y fue llevado de urgencia al hospital, donde murió pocas horas después. «Seguimos condenando tanta muerte innecesaria por parte de este gobierno», agregó el activista del CPDH.
La llamada «Marcha de las flores», que también se realizó en otras ciudades del país, fue convocada en memoria de una veintena de menores que figuran entre los muertos en la oleada de violencia que azota a Nicaragua.
Los manifestantes exigen la renuncia de Ortega, a quien acusan de instaurar, junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el nepotismo, una dictadura y desatar una brutal represión contra las protestas.
Los grupos de derechos humanos responsabilizan a la policía, paramilitares y parapolicías -encapuchados y de civil- de la mayoría de las muertes. El gobierno responsabiliza a «delincuentes».
