Veneco: De ofensa a orgullo cultural

Decir “esto es veneco” se convirtió en una manera de recordar todo aquello que hace única a la cultura venezolana

veneco
Foto referencial: Pexels

Marcos Galindo se sorprendió cuando escuchó un domingo en la mañana en el quiosco al que va siempre “esto sí es veneco”. Volteó expectante ante lo que pensaba sería una discusión, pero lo que vio fue a un par de amigos riéndose mientras se comían una empana recién frita con una malta fría.

Él pasó cinco años como migrante en Chile y fue víctima, en varias oportunidades, de xenofobia al ser catalogado como veneco, una palabra que por años fue una ofensa y que ahora se escucha con regularidad como sinónimo de orgullo y venezolanidad.

Una sorpresa similar experimento Claudia Acosta al escuchar a su hija de 13 años hablando con una compañera de clases y decirle veneca. “Yo hasta la regañé, pero después me explicó que se lo decía porque se persignaba cada vez que tenían examen y que no era un insulto, sino algo que hacen mucho los venezolanos”.

Y es que, desde hace no mucho tiempo, hasta cantar el cumpleaños feliz largo, con aplausos, y pedir la bendición varias veces al día a la misma persona, también es considerado veneco, pero con una connotación positiva.

“Eso es veneco” se ha convertido en una expresión que abarca todo lo que es muy venezolano, desde costumbres gastronómicas hasta formas de celebrar. Pero la historia detrás de esta palabra es mucho más compleja, llena de transformaciones y apropiaciones culturales que, a través de los años, la han convertido en una insignia de identidad para millones de venezolanos dentro y fuera de su país.

 

El origen y la carga despectiva de veneco

El término veneco comenzó a popularizarse alrededor de la década de 1970. En sus inicios, se utilizaba principalmente en Colombia para describir a compatriotas que emigraban a Venezuela, o a los hijos de estos emigrantes que adoptaban ciertas costumbres o el acento venezolano, o cuyo padre era colombiano y la madre venezolana, o al revés.

La palabra surgió de la combinación de "vene" (de venezolano) y "co" (de colombiano). En aquel entonces, no tenía necesariamente una connotación negativa. Con el tiempo, el término se amplió para referirse a los venezolanos en general.

En Colombia, veneco no siempre se percibía como despectivo, y en algunos contextos incluso podía tener un matiz afectivo. Sin embargo, para la mayoría de los venezolanos, el término era ofensivo.

Según el Diccionario de Americanismos de la Real Academia Española (RAE), veneco se define como una expresión popular con una carga despectiva hacia los venezolanos. No obstante, en 2018, la RAE aclaró en una consulta que la connotación del término podría variar según la región y el contexto en el que se empleara, sugiriendo que su matiz no siempre es fácil de definir.

Ese mismo año, la Academia Venezolana de la Lengua destacó que "veneco" era utilizado de manera despectiva para nombrar a los venezolanos en Colombia.

Con la masiva migración venezolana que comenzó alrededor de 2015, cuando el país empezó a enfrentar una profunda crisis económica, política y social, veneco se convirtió en un sinónimo de desprecio y rechazo hacia los migrantes.

Para muchos, era un estigma que reflejaba xenofobia y prejuicios, especialmente en contextos donde la integración cultural y social no siempre era sencilla.

 

La apropiación del término

Sin embargo, los venezolanos, conocidos por su capacidad de adaptación y resiliencia, no se quedaron con los brazos cruzados ante la connotación negativa. Así como han hecho con otras palabras, se apropiaron del término y comenzaron a resignificarlo.

Veneco dejó de ser únicamente un insulto y se transformó en un adjetivo cargado de orgullo y nostalgia. Decir “esto es veneco” se convirtió en una manera de recordar todo aquello que hace única a la cultura venezolana: los sabores, la música, las costumbres, el acento inconfundible.

“Ser veneco es escuchar “Llorarás” de Oscar D’León y sentir un cosquilleo en el pecho. Es pedir una arepa rellena de perico o reina pepiada como si fuera la cosa más natural del mundo en cualquier rincón del planeta. Es organizar una parrilla con amigos y asegurar que haya tequeños”, expresó Maximiliano Burgos, venezolano en Ecuador desde hace siete años.

 

"Veneka": La canción que cambió todo

El fenómeno musical de Rawayana junto a Akapellah con su canción "Veneka" es un claro ejemplo de esta resignificación. Publicada en 2024, la canción le dio un giro al término veneco.

La canción fusiona ritmos caribeños con elementos de rap. Fue creada por un equipo compuesto por Mazzarri como productor, junto a Beto Montenegro, Akapellah, Daniel Rondón, y Carlos Enrique Salas en la composición.

Aunque su estreno oficial se realizó recientemente, la canción había ganado popularidad previamente en diversas plataformas digitales y redes sociales, provocando gran interés entre los seguidores.

La canción aprovecha el término "Veneka" y menciona a mujeres de diferentes regiones de Venezuela. Incluye a las guaras, maracuchas, orientales y caraqueñas, lo cual amplía significativamente su audiencia.

Otro punto importante es la participación de Waldemaro Martínez, una reconocida figura de la locución venezolana, famoso por su trabajo en géneros como la changa y la salsa, lo que agrega un toque nostálgico y de autenticidad a la canción.

La capacidad de transformar "veneco" en un símbolo positivo es la misma fuerza que los impulsa a llevar su cultura a cada rincón del mundo, a transformar la nostalgia en orgullo y a seguir celebrando sus raíces, sin importar las adversidades.

Hoy, veneco es sinónimo de resistencia cultural, de esa habilidad de transformar la adversidad en oportunidad, y de encontrar belleza en lo cotidiano.

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