Quisiera enviarte hoy un mensaje de inicio de año. Pero no como aquellos que se repiten cada enero cargados de deseos de ventura y paz.

Hoy mi mensaje va a ser diferente, irá más allá del aliento, más lejos de la inspiración y la esperanza. Será una exigencia, un llamado a levantarse y prevalecer. Un imperativo a asumir lo que vivimos y tomar conciencia de lo que somos hoy y de lo que podemos ser mañana.

Venezuela sé fuerte. Sé firme. Sé roca, resiste el embate de la tormenta, de la adversidad. Ese es mi mensaje.

Sé justa y sabia para que sepas identificar a quienes deben conducir la nueva marcha convocando a la unión para superar la tragedia y emprender la reconstrucción.

Sé fuerte. Para que puedes ascender con coraje y decisión la pronunciada pendiente que tenemos por delante para salir del foso en el que nos han sumergido en estas dos décadas de padecimientos y atraso.

Sé fuerte. Para que dejes de escuchar el reproche permanente del inoficioso y valores las propuestas constructivas que emergen de la inventiva y talento de quien tienen tanto que dar y espera aportarlo.

Sé fuerte. Porque fuerte fuiste en el pasado cuando liberaste del yugo colonial a medio continente y eres fuerte en la persistencia frente a la devastación, representada en la sangre joven derramada en tus calles, que duele en el alma y punza el corazón.

Sé fuerte para romper las cadenas de la nueva esclavitud. Esa que te impuso el espejismo de felicidad que un gran farsante nacido de la violencia te ofreció y cuyos grilletes sostiene la funesta conexión antillana con un sector armado opresor y cómplice del mayor saqueo que nación alguna haya vivido.

Sé fuerte para cruzar a remo. Para escalar sin cuerda, para cazar con las manos, para pescar nadando dentro de las aguas turbulentas.

Sé fuerte Venezuela. Millones seguimos aquí contigo dispuestos a abrir nuevos caminos. Aunque para ello tengamos que cruzar descalzos el mismo llano ardiente bajo el pleno sol de mediodía.

Sé fuerte como fueron las naciones que surgieron después de una catástrofe. Como arriero que trabaja la tierra después del arrase de la crecida o de la quema que devastó tu siembra.

Ese es mi deseo. Sé fuerte, sé firme, persiste.
Sé grande hermoso país. Dios te bendiga en la ventura de tu próxima Libertad.

 




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