(Foto cortesía Jacinto Oliveros)

Después de dos años sin celebraciones presenciales a causa de la pandemia de COVID-19, este jueves 16  los católicos regresan a las calles para adorar al Santísimo Sacramento del Altar y brindar un testimonio público de fe, con la celebración del Corpus Christi.

Corpus Christi, o cuerpo de Cristo, es una solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los creyentes en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole públicamente el culto de adoración, el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a pentecostés.

Es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección.

La fiesta surgió en la edad media, cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor al cuerpo y la sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Así, se celebra por primera vez en 1246 en la diócesis de Lieja (Bélgica).

En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena, Italia, al romper la hostia consagrada brotó sangre, según la tradición.

Este hecho, muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 8 de septiembre de 1264 por el papa Urbano IV.

En Venezuela se celebra desde el siglo XVIII  con una danza ritual conocida como Diablos de Yare, ejecutada por los miembros de la Hermandad del Santísimo Sacramento o Cofradía de Diablos Danzantes, por devoción o por promesa de bailar la danza cada jueves de Corpus Christi por el resto de la vida.

También existen los Diablos Danzantes de Tinaquillo, Diablos de Naiguatá, Diablos Danzantes de Canoabo, Diablos de Chuao, Diablos de Ocumare de la Costa, Diablos de Cata, Diablos de Cuyagua, Diablos de Turiamo y Diablos de San Diego.

Todas estas agrupaciones llevan vestimentas que se compone de trajes y máscaras multicolores muy alegres como el rojo, el negro, naranja, verde o amarillo, y un mandador o rejo. Interpretan instrumentos las maracas, el cencerro, el cuatro y la tambora.

Los bailes representan la sumisión del mal ante el bien, es decir ante Jesucristo.

 




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