El papa Francisco instó el 16 de enero a los gobernantes chilenos a que escuchen a los pueblos originarios y atiendan sus derechos, en el discurso que pronunció durante el primer acto de su agenda oficial de su viaje a Chile.
Unos pueblos originarios, lamentó, frecuentemente olvidados y cuyos derechos necesitan ser atendidos y su cultura cuidada, para que no se pierda la identidad y riqueza de esta nación.
Francisco, que llegó ayer por la tarde a Santiago de Chile, comenzó su discurso recordando que en este país se formó durante su juventud -estuvo un año en 1960- y agradeció por tanto bien recibido.
Elogió su diversidad y riqueza geográfica, y también un pasado en el que se ha enfrentado a diversos periodos turbulentos pero que logró -no sin dolor- superar, y que ha logrado consolidar y robustecer el sueño de los padres fundadores.
Al respecto, recordó que las recientes elecciones políticas fueron una manifestación de la solidez y la madurez cívica que han alcanzado, lo cuál adquiere un relieve particular este año en el que se conmemoran los 200 años de la declaración de la independencia.
Y quiso saludar al presidente electo Sebastián Piñera, que tomará posesión de su cargo el próximo marzo.
A los mandatarios, les exhortó a que no se conformen con lo que se tiene ya y se ha conseguido en el pasado, pues esto lleva a desconocer que muchas personas «sufren situaciones de injusticia y nos reclaman a todos.
Francisco les instó entonces a seguir un reto grande y apasionante: seguir trabajando para que la democracia y el sueño de sus mayores, más allá de sus aspectos formales, sea de verdad un lugar de encuentro de todos.
A los mandatarios les reiteró la necesidad de tener capacidad de escucha.
Y de esta manera saber escuchar además de, a los pueblos originarios, a los parados, que no pueden sustentar a sus familias; a los inmigrantes, que llaman a las puertas de este país y que dijo en busca de mejorar y para construir un mundo mejor para todos; a los ancianos, a los jóvenes y a los niños.
Francisco entró de lleno en el problema del cuidado medioambiental y de la explotación de los recursos naturales cuando citó su encíclica «Laudato Si» y pidió no conformarse con ofrecer respuestas puntuales a los graves problemas ecológicos y ambientales, y ofrecer un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia contra del paradigma tecnocrático.
Ante ello, destacó que la sabiduría de los pueblos originarios puede ser el gran aporte y que de ellos podemos aprender que no hay verdadero desarrollo en un pueblo que da la espalda a la tierra.
En su discurso, Francisco incluyó frases sobre Chile de la poeta chilena y premio Nobel, Gabiela Mistral, como cuando recordó que el alma de la chilenía es vocación a ser, esa terca voluntad de existir.
Y la presidenta dice que es desconfiada, manifestó Francisco con una sonrisa citando el discurso de la mandataria saliente, Michelle Bachelet.