Foto: AFP.

Al menos 23 personas murieron este sábado en Afganistán en cuatro atentados contra las fuerzas gubernamentales, tres de ellos reivindicados por los talibanes, tan solo un mes después de otra serie de ataques mortales contra civiles.

En pocas horas, una base militar, un edificio de la policía y el cuartel general de los servicios de inteligencia afganos (NDS) fueron asaltados u objeto de ataques suicidas, en Kabul y en otros puntos del país.

Excepto el ataque contra el NDS en Kabul, perpetrado por un kamikaze que iba a pie, las demás operaciones fueron reivindicadas por los talibanes en Twitter.

En el ataque de Kabul murieron tres personas y cinco resultaron heridas, según el último balance del ministerio del Interior. Este atentado no fue reivindicado.

El kamikaze llegó a pie, paso sin problemas el control e hizo estallar su carga explosiva frente al edificio. Según el portavoz adjunto del ministerio del Interior, Nasrat Rahimi, «el hombre iba bien vestido y llevaba una corbata», una nueva táctica para evitar los controles. El atentado tuvo lugar a las 8H30 (4H00 GMT) y cinco horas más tarde no había sido reivindicado.

La barrera que protege el acceso a los edificios del NDS y de varios ministerios ya fue blanco el pasado 25 de diciembre de un atentado suicida que dejó seis muertos y fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Los atentados de este sábado empezaron de madrugada, en la provincia de Farah, fronteriza con Irán, en el oeste del país, donde un grupo de asaltantes talibanes mató a al menos 18 soldados en la base militar de Bala Buluk.

Otros dos soldados resultaron heridos, indicó el portavoz del ministerio de Defensa, el general Daulat Waziri, que anunció el envío de refuerzos al lugar.

El asalto se produjo en plena noche, hacia las 02h00 de la mañana, en esta zona aislada del país. Los talibanes lo reivindicaron en Twitter con un balance de «veinte soldados muertos y dos secuestrados».

Los talibanes, el principal grupo insurgente de Afganistán, también reivindicaron dos ataques en la provincia de Helmand (sur), uno de sus bastiones, donde controlan diez de los catorce distritos así como numerosos campos de adormideras donde se produce la mitad del opio del país.

El primer ataque tuvo lugar en el distrito de Nad Ali, reconquistado hace unos meses por el ejército afgano, donde los talibanes lanzaron un vehículo Humvee lleno de explosivos contra una base militar, provocando dos muertos y siete heridos.

«Los soldados localizaron el vehículo y lo destruyeron con un disparo de RPG (lanzacohetes)» antes de que pudiera alcanzar su objetivo, dijo a la AFP el portavoz provincial Omar Zawak.

En 2016 los talibanes se apoderaron de varias decenas de Humvees del ejército afgano y desde entonces los utilizan en sus atentados.

El segundo ataque en esta región tuvo lugar poco después, cuando un coche bomba estalló en el muro que protege las oficinas del NDS en Lashkar Gah, la capital de la provincia de Helmand.

El ataque dejó ocho heridos, dijo a la AFP un portavoz de la policía provincial, Salaam Afghan.

A finales de enero una serie de cuatro atentados en una semana, tres de ellos en Kabul, dejaron más de 130 muertos y 250 heridos. Desde entonces la zona diplomática de la capital, donde están los edificios oficiales, se encuentra en estado de sitio permanente.




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