Más de 24 horas sin servicio eléctrico estuvo Isnaldo Jiménez durante el fin de semana. Como él, fueron muchos carabobeños los que vivieron el cierre de la Semana Santa entre apagones sin tener versión oficial de lo que estaba ocurriendo ni tiempo estimado de la reconexión. Pero a diferencia del resto, Jiménez sabía que el problema, además de ser grave, no es consecuencia del inicio de la temporada de lluvias, sino de falta de inversión.
Él es el coordinador de la Comisión Eléctrica del del Centro de Ingenieros de Carabobo y fue por años trabajador de Planta Centro. Así que conoce muy bien el funcionamiento del servicio en la entidad que define como destruido.
Las precipitaciones no tienen que ser un inconveniente si se realizan labores preventivas y predictivas, tal como se hacían más de 15 años. “Cuando se deja un sistema como el nuestro, en lo local y nacional, sin mantenimiento salen los entuertos… Explotan transformadores, se cae un poste, el viento tumba los cables y hay apagones”.
Lo ideal es que, antes de que comiencen las lluvias, se revisen las líneas que están cerca de árboles y se pode lo que sea necesario. Pero, al no cumplir con esos trabajos, cualquier viento fuerte hace que las ramas se unan con los cables y se quemen transformadores, se cae líneas y se queman artefactos en los hogares.
Falta de capacitación
También suele ocurrir que, en medio de las labores de reconexión o reparación de la falla de los apagones, ocurran errores técnicos.
“Eso pasa porque el operador no está preparado… Antes el liniero era formado como tal, ahora se improvisa”. El ingeniero recordó que la Escuela Técnica de Formación Germán Celis Sauné, tiene más de 10 años cerrada y por eso no hay personal capacitado.
A eso se le suma lo que él llama “falta de servicio público… Hace 40 años quienes estaban en la cadena de este sistema les gustaba servir a la gente, se preocupaban porque el servicio funcionara, pero todo ha decaído. No se le da significado a lo que tienen en sus manos”.
Antes el tiempo de respuesta ante cualquier incidente que ocasionaba apagones era mucho más corto. “Pero eso era así por calidad humana. Se perdió el fervor de ser servidores públicos, no les importa que la gente pase horas sin servicio y dan cualquier excusa… Atienden al amigo, pero hay una exclusión de la mayoría”.
Además de esto existe una realidad que complica aún más la situación: la falta de personal. “En Carabobo prácticamente no hay cuadrillas. Dividieron el estado y, por ejemplo, para Naguanagua solo hay una con cuatro o cinco trabajadores que no son suficientes, y tienen un vehículo con los cauchos lisos, no tienen implementos de protección ni los repuestos y herramientas que necesitan… Todo eso desmotiva”.
Un problema de generación y distribución
Aunque los reportes de Jiménez indican que se han hecho inversiones para reactivas las unidades 5 y 6 de Planta Centro, además de la Pedro Camejo, que está en la zona industrial de Valencia, actualmente la generación termoeléctrica en Carabobo no llega a 300 megavatios.
El resto lo compensa el sistema interconectado de Guri, pero tampoco es suficiente y por eso se han presentado tantos racionamientos y apagones en las últimas semanas.
Para estabilizar esta situación se requiere llegar a mil 200 megavatios de generación den la entidad, con la reactivación de otras plantas como la de La Quizanda y Guacara, y así no depender de la hidroeléctrica.
Respecto a la distribución, “hay que meterle la mano porque está totalmente abandonada”. El coordinador de la Comisión Eléctrica del Centro de Ingenieros de Carabobo aseguró que los circuitos están sobrecargados y por eso hay tantas fallas.
