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Novak Djokovic
celebra su 29no cumpleaños este domingo, cuando comienza el Abierto de Francia,
el torneo que más frustraciones le ha deparado al serbio en su ilustre carrera.

Djokovic, primero
del escalafón mundial, no ha ganado jamás este certamen, en el que ha perdido
tres finales, incluidas las dos últimas. Se apresta para jugar en París por
duodécima ocasión, y podría imponer un récord en la era de torneos abiertos, de
más participaciones antes de ganar el título aquí.

Cuatro tenistas
ganaron en su undécima presentación: Stan Wawrinka el año pasado, Roger Federer
en 2009, Andre Agassi en 1999 y el ecuatoriano Andrés Gómez en 1990. Goran
Ivanisevic tiene el récord de este tipo en torneos del Grand Slam, tras
requerir de 14 intentos antes de conquistar Wimbledon en 2011.

Aunque Djokovic
sostiene que no está «obsesionado» con la coronación en Roland
Garros, difícilmente tendrá una mejor oportunidad de conseguirlo, pues el
español Rafael Nadal, nueve veces monarca aquí, trata de recuperar su mejor
desempeño en la arcilla; Wawrinka ha parecido errático, y Federer, 17 veces
monarca en los grandes torneos, se ausentará de la presente edición en Francia,
para cuidar su espalda que no deja de darle problemas.

El británico Andy
Murray (2do preclasificado) podría ser una amenaza seria. El fin de semana
pasado, doblegó a Djokovic en la final del Abierto de Italia.

«Desde luego
que tengo la expectativa, como todos los demás, de poner mis manos este año en
el trofeo», dijo Djokovic. «Incluso si mi carrera concluyera mañana
tendría algunos logros de los que debo estar orgulloso. Así que ésa es mi
postura sobre estas cosas: no trato de obsesionarme con este torneo ni con
ningún otro».

Federer ha sido
siempre favorito del público, en París y en cualquier otro lugar. Y el corazón
de los fanáticos parisienses tiene un lugar especial para Nadal, quien ha
cosechado triunfos en este torneo desde que era un adolescente en 2005.

Tal vez Djokovic
está buscando el apoyo del público que le permita dar el paso adicional que le
ha faltado. Es claro que ha buscado ganarse al público francés.

El sábado, antes de
comenzar su práctica, posó con una boina mientras practicaba el juego francés
conocido como «petanque», sólo que con pelotas de tenis en vez de
pesadas esferas metálicas. Asimismo, jugueteó con un violín.

O quizás Djokovic
solo trata de reducir la presión y las expectativas. No es difícil entender por
qué. Desde el comienzo de 2015, tiene una foja de 119-9, con cuatro títulos en
majors y 16 en total, incluidos cinco este año, la mayor cifra en la Gira de la
ATP.

En 2014, cuando
Djokovic perdió la final del Abierto de Francia ante Nadal, el español era
todavía el rival a vencer en polvo de ladrillo.

Eso ha cambiado.

Nadal se coronó en
el Masters de Monte Carlo por novena ocasión en abril y logró su novena corona
en Barcelona para igualar el récord del argentino Guillermo Vilas, de 49 trofeos
en arcilla. Pero ahora está a la sombra del serbio, incluso en esta superficie.

Djokovic lo ha
vencido siete veces consecutivas desde aquella final de 2014. Lo pulverizó en
tres sets en Francia, en los cuartos de final del año pasado, y lo superó un
par de veces más en arcilla, la más reciente en la ronda de los ocho mejores en
Italia.

Ambos podrían
chocar en semifinales este año. Sería su 50mo enfrentamiento, en el día en que
Nadal cumpla 30 años.

 




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