EFE

La ceremonia de clausura de los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro se convirtió, igual que la apertura, en una fiesta de luz y color en Maracaná que apeló con música al concepto de la biodiversidad que la organización quiso relacionar con el país carioca.

La ceremonia comenzó con el baile que un grupo de dieciséis personas en silla de ruedas brindó al público que llenó Maracaná y que a la vez vibró con las guitarras de Armandinho y Andreas Kisser, líder de la banda brasileña de heavy metal Sepultura.

Tras el saludo del presidente del Comité Paralímpico Internacional, Philip Craven, llegó un momento muy emotivo cuando el cantante Saulo Lucas, que padece autismo, entonó desde el centro del estadio el himno de Brasil.

A continuación, comenzó el desfile de los 160 países participantes con las enseñas que portaron sus abanderados.

Los directores de la gala intentaron reflejar metafóricamente con las proyecciones, vestidos de los artistas y estilos musicales el concepto de biodiversidad. Para ello fueron saliendo por diferentes partes del estadio, y por separado para sus actuaciones, el grupo Naçao Zumbi, la solista Vanessa da Mata y la cantante Céu, quienes con su ritmo hicieron bailar a los espectadores.

La organización quiso reconocer a la deportista americana, de ascendencia rusa, Tatyana McFadden, que ha ganado trece medallas en Juegos y es una importante activista de la igualdad e inclusión de los discapacitados. También al nadador sirio Ibrahim Al Hussein, que perdió una pierna cuando fue a socorrer a un amigo en su país y, como refugiado en Grecia, compitió como independiente.

Con ese reconocimiento, y con el himno del Comité Paralímpico Internacional interpretado por los músicos Daniel Santiago, Pedro Martins y Mestrinho, se inició la transición de Río hacia Tokio 2020.

Tokio recibió el testigo como organizador de la próxima edición./Foto: AFP

Primero sonó el himno de Japón, después recogió la bandera de los Juegos la gobernadora de Tokio, Yoriko Koike, y luego salieron a escena varios bailarines, algunos en silla de ruedas, que jugaron metafóricamente con el concepto de la apertura de puertas como símbolo de positivismo e integración para los discapacitados.

Tras ese espectáculo de tintes futuristas llegó el turno de los discursos oficiales. Primero tomó la palabra Carlos Arthur Nuzman, presidente del Comité Organizador de Río 2016, que aseguró que la organización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos ha sido «espectacular» y declaró que, con su cierre, se «acaba un ciclo mágico» que hace unos años parecía «impensable».

Después, Philip Craven, presidente del Comité Paralímpico Internacional, desveló que Brasil como país y Río de Janeiro como ciudad recibirán por su buena organización la Orden Paralímpica, el máximo reconocimiento que pueden conceder.

La ceremonia siguió con las actuaciones musicales de Saulo, el cantante Negro do Borel y el grupo de funk carioca Dream Team do Passinho.

A continuación salió a escena Gaby Amarantos, ganadora del Grammy Latino en la categoría de «Mejor álbum de Raíces Brasileñas» con su disco Treme, que interpretó tres temas: «Ex mai love», «As forcas da naturaleza» y «Nâo vá embora».

El broche final de la gala lo puso Ivete Sangalo, artista brasileña conocida internacionalmente por sus colaboraciones con Miguel Bosé o Laura Pausini. La cantante de Juazeiro puso a bailar al público de Maracaná con la versión del «Tema paralímpico» interpretado junto a Culum Scott y con canciones como «Sorte grande» y «Tempo de alegría».




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