hospital Catrabobo
Hospital Universitario Dr. Ángel Larralde, también conocido como Hospital Carabobo. (Foto archivo).

La Constitución establece que la salud es un derecho social fundamental, cuyo principal garante debe ser el Estado. Pero en la práctica, la realidad es otra. A juicio del doctor Jorge Pérez, miembro de la dirección nacional de Médicos Unidos de Venezuela (MUV), ese derecho está siendo vulnerado porque la infraestructura hospitalaria está colapsada y no hay condiciones mínimas para brindar una atención digna a los pacientes.

“Muchas veces no podemos atender a nuestros pacientes, ya que no hay las medicinas ni los insumos necesarios”, dijo el médico ginecobstetra en entrevista con El Carabobeño este miércoles 7 de abril, cuando se conmemoró el Día Mundial de la Salud.

Esa situación de escasez en los principales hospitales y ambulatorios del país obliga a los ciudadanos más vulnerables a realizar traumáticos peregrinajes, de un centro asistencial a otro, e incluso a hacer grandes sacrificios para comprar las listas de insumos y medicamentos que les solicitan para poder ser atendidos.

Es una precaria realidad de la que no escapan los carabobeños. Pérez, vocero del capítulo regional del MUV, hizo referencia al Hospital Universitario Dr. Ángel Larralde (HUAL), en Naguanagua, que debido al deterioro de sus instalaciones, las constantes fallas de los servicios de agua y electricidad, así como la falta de dotación de insumos y medicinas, prácticamente pasó de ser un hospital tipo IV a un ambulatorio.

El también conocido como Hospital Carabobo durante las primeras décadas luego de su fundación llegó a ser un ejemplo de atención digna. Sin embargo, ese esplendor quedó en el pasado. “Hoy vemos cómo para poder ingresar a una paciente para realizarle una cesárea o un legrado uterino se le pide una larga lista de insumos, incluso hasta botellones porque falla el servicio de agua. La situación es dramática”, denunció el especialista.

Nadie escapa del problema

En la entidad carabobeña ni siquiera los trabajadores sanitarios que están en la primera línea de lucha contra la pandemia de COVID-19 tienen garantizado el acceso a la salud. No solo porque la mayoría todavía sigue sin acceso a la vacuna, sino porque además, los que llegan a contagiarse dependen de campañas de recolección de fondos para sobrellevar los gastos derivados del tratamiento.

“Para nosotros también es difícil conseguir los recursos, medicamentos e insumos. Ni siquiera hay posibilidades de hacernos una radiografía”, señaló Julio García, presidente del Colegio de Enfermería de Carabobo. “Es por eso que recurrimos a un proceso de solicitud de donaciones a través de las redes sociales, aunque esos espacios también están cada vez más colapsados”.

El representante gremial detalló a El Carabobeño que durante los últimos 15 días han aumentado los contagios de coronavirus entre los profesionales de la enfermería en la región hasta alcanzar entre 40 y 50 casos positivos, de los cuales varios han pasado de estar en estado moderado a grave.

La falta de condiciones mínimas para laborar, como un salario digno y la dotación permanente de equipos de protección personal, ha hecho que los enfermeros y enfermeras abandonen sus puestos de trabajo en los hospitales y ambulatorios. García alertó que el déficit actual de profesionales de la enfermería en Carabobo es de casi 80 %, lo cual repercute en la morbimortalidad de los pacientes, que son los más afectados.

Sin controles sobre la calidad de vida

Para Luisa Rodríguez Táriba, coordinadora regional del Grupo Interdisciplinario de Emergencia Humanitaria Compleja, en Venezuela el derecho del acceso a la salud se ve vulnerado no solo por el colapso que vienen reportando los centros asistenciales desde 2010, y que se acentuó a partir de 2015, sino también por la falta de controles sobre la calidad de vida de los ciudadanos.

La vocera resaltó que actualmente no existen controles sobre la calidad del agua que se le distribuye a cuentagotas a la población. Tampoco hay supervisión en cuanto al procesamiento de alimentos y la producción agrícola. “Los ciudadanos no tenemos forma de saber qué tantas toxinas tienen los alimentos que consumimos”, sostuvo. Se trata de factores vitales para garantizar el acceso a la salud.

Sobre las condiciones de vida de los pacientes oncológicos y que padecen otras enfermedades no transmisibles de alto costo, la también presidenta de la Fundación de Lucha contra el Cáncer de Mama (Funcamama) aseveró que se han ido deteriorando mucho más, ya que en lo que va de año se agudizó la dificultad para acceder a los tratamientos.

Son múltiples los factores que impiden a quienes padecen de cáncer tratarse de forma oportuna en el país, explicó Rodríguez Táriba. En la mayoría de los casos ocurre que los pacientes no poseen los recursos para comprar los medicamentos o que el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) no los tiene.

Además, agregó, son tratamientos que difícilmente se consiguen a la venta dentro del país y la alternativa de cruzar la frontera con Colombia para comprarlos se ha visto afectada durante el último año por el cierre del paso entre ambos países debido a las restricciones derivadas de la pandemia.

 




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