Juan Guaidó dice que él no está enamorado de ninguna de las opciones de diálogo, contacto, negociación, mediación, etc. Y tiene razón Guaidó. La ruta que le propuso al país sigue intacta. Pero Guaidó estaba obligado, por ejemplo, a aceptar la invitación de mediación del gobierno de Noruega, porque hay que jugar en todos los tableros, y hay que explorar hasta dónde llega la voluntad del régimen de Nicolás Maduro de abrirse al cambio democrático. Guaidó también debía involucrarse antes de que cualquiera de las iniciativas puestas en marcha por la comunidad internacional, impusiera una solución para la crisis de Venezuela. Guaidó piensa de manera estratégica y lo está demostrando.

Dos encuentros cara a cara llevan los delegados de Guaidó y Maduro en Oslo. Y han avanzado. Pero pongamos los avances en su justo contexto. Avanzaron la primera vez en consultar si seguían con el proceso y con el esquema de la mediación. Avanzaron en fijar como sedes alternas de los encuentros a Martinica y Barbados, pues en la medida que, supongamos que sea así, vayan acercándose a soluciones, requieren de sitios más cercanos a Caracas por razones de consulta. Regresaron a Caracas, consultaron, y volvieron, reforzados los equipos, a Oslo este lunes. Y en este segundo encuentro, lo medular ha sido el tema de elecciones. Y este martes se filtró que en Oslo se avanzó en el tema electoral. Mientras, en Caracas, Maduro continuaba proponiendo que primero elecciones parlamentarias y Guaidó seguía hablando del cese a la usurpación.

Mientras, también, por las redes, se sigue atacando la mediación, y los opinadores – algunos dirigentes de talla de la oposición- cargan contra Guaidó y su equipo, señalando que la negociación le servirá a Maduro para ganar tiempo. Estos olvidan que los tiempos han cambiado, y que del lado de la oposición ahora hay más elementos que la favorecen. Maduro va a Oslo en posición más débil que antes -esto no significa que esté débil-, en un contexto militar complejo, en un contexto social catastrófico, con una economía en el suelo, y bajo presión internacional, incluyendo la de sus propios aliados que como China y Rusia, prefieren esta vía como solución del conflicto.

Los que atacan lo hacen desde la posición de que el equipo de Guaidó será burlado. Pasan por alto quiénes son. Y cuánto han aprendido en estos años de fracasos. Y lo conscientes que están de las ventajas a favor, y de las desventajas en contra. Y de que en este caso, la mediación noruega, la de Dag Nylander, comenzó por donde debía comenzar hace unos meses: haciendo rondas de consultas a figuras del régimen, a figuras de la oposición, a factores independientes, a empresarios, e inclusive a militares -nos hemos enterado ahora- sobre la conveniencia de poner en marcha este proceso.

El equipo de Guaidó sabe a qué se enfrenta. Y de allí que la línea sea el mandato del Presidente Encargado. Primero el cese de la usurpación. Es el punto central. Porque Maduro está conduciendo al país a una catástrofe. Y se agota el tiempo para atender la emergencia, y se le agota la paciencia a los militares, y la comunidad internacional apura soluciones.

La negociación no es un encuentro social. De hecho, los delegados llegaron a hoteles diferentes con el fin de no coincidir en otro plano que no sea el de la tarea encomendada, y en el lugar fijado para ello, con los noruegos en calidad de testigos.

Que se avanzó en el tema electoral, es la filtración de este martes. ¿Y esto qué significa? ¿Que ya habrá elecciones? ¿Que habrá presidenciales con un Consejo Electoral nuevo, de consenso? ¿Que ya hay plazo? No. Se puede conjeturar que van de menos a más. De lo más “sencillo” a lo más complicado. Haberse acercado a este punto obliga a seguir una ruta escabrosa, complicada.

Es tiempo de que pongamos las interrogantes:

-¿Cómo elegir el nuevo Consejo Nacional Electoral?

– ¿Eso implica el regreso de la fracción de Maduro al Parlamento, a la Asamblea Nacional?

-¿Eso implica el cese de la persecución a los parlamentarios?

-¿Qué se libere a los parlamentarios opositores presos?

-¿Qué regresen los parlamentarios del exilio?

 




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