Por: Luis Cabrera / @salteveneno
El proceso creativo es un tema que ha sido abordado por múltiples autores, cada uno con su postura respecto a este fenómeno, pero sin encontrar un consenso, mucho menos un protocolo único que garantice la creación de una obra.
La creación ex-nihilo, es decir, hacer algo desde la nada, intenta explicar la creación del mundo por un Dios. Cuando hablamos de una creación artística ex-nihilo supone en sí un proceso de construcción de la estética. Filosóficamente hablando, se intenta poblar la nada con lo creado. Una confrontación directa con lo ético, donde el bien y lo bello permanecen indelebles tratando de ocultar la nada previa a la creación.
Toda creación, toda obra de arte tiene como misión implícita romper el silencio dictatorial de la nada, desplazar el preexistente vacío para dar paso a lo creado. Decía Miguel Ángel que la creación artística era como esa “habilidad de inventar aquello que nunca fue encontrado”.
Sujeto, objeto, y la nada. Un trinomio que trae consigo la creación artística a partir - según la corriente freudiana - de la sublimación, es decir, el proceso a través del cual se canalizan sentimientos o impulsos (incluso los problemáticos o inaceptables), en hermosas expresiones. ¿Será esto lo que da origen a la catarsis del artista a lo largo de su proceso creativo?
Hay un llamado en cada creador para encontrarse con el objeto y la nada. La problematización lo va envolviendo hasta que se consigue seducido por la estética que va encontrando.