Lionel Messi (c) y jugadores de Argentina celebran con la copa el triunfo ante Brasil, en la final de la Copa América. Foto: EFE

La selección de Argentina se llevó un luchado triunfo ante Brasil (1-0) en la final de la Copa América en el mítico Maracaná. Ángel Di María fue el autor del gol que permitió a la Albiceleste romper una sequía de 28 años sin ganar un torneo internacional.

Esta se trata de la decimoquinta ocasión en la que Argentina se consagra como campeón de la Copa América. Además, el título es el primero que logra Lionel Messi con la selección absoluta, en un camino que fue de todo menos sencillo. Tras cuatro finales perdidas, la quinta fue la vencida para el ’10’.

Un duelo lleno de intensidad

Los primeros minutos del encuentro fueron de estudio para ambas selecciones. Quizás sabiendo lo que se jugaban, los protagonistas salieron a la cancha evaluando cada movimiento del rival. Las piezas estaban puestas sobre el tablero para el inicio de una auténtica partida de ajedrez.

Las faltas y roces se repetían una y otra vez. Era un encuentro muy físico, en el que tanto la Verde Amarela como la Albiceleste no dejaban espacios al contrario.

Con el paso de los minutos, daba la sensación de que habían dos opciones para que el marcador se estrenara: una genialidad o un error. Fue, para desgracia de los locales, la segunda. Renan Lodi no logró despejar un pase largo y el balón quedó en los pies de Ángel Di María, quien picó el balón frente a Ederson y puso el 1-0 para los suyos.

El tanto cambió el partido

Argentina se creció tras el gol. Di María aparecía por todo el frente de ataque, Messi repartía juego y el trivote Lo Celso-Paredes-De Paul se hacía grande en el centro del campo.

Por su parte, Brasil intentaba adelantar líneas, apoyándose, principalmente, en Neymar Jr. Sin embargo, cada vez que el ’10’ de la canarinha entraba en contacto con el balón, la Albiceleste le anulaba con constantes faltas que bajaban el ritmo del duelo.

El centro del campo brasileño, conformado por Casemiro, Fred y Paquetá, no lograba imponer condiciones. La presión asfixiante implementada por la Albiceleste secó por completo a los locales, que pedían a gritos el descanso para reajustar piezas de cara al segundo tiempo.

No sobraron las ocasiones de gol en la primera mitad, pero la intensidad con la que los 22 protagonistas vivían el compromiso demostraba la importancia del duelo. Estaban los dos clásicos rivales de toda la vida, mirándose cara a cara, luchando cada balón como si fuera el último y sabiendo que el trofeo continental estaba en juego.

Brasil salió con otra cara, pero no fue suficiente

Tite buscó con Roberto Firmino dar mayor claridad ofensiva a su equipo y, en los primeros minutos del segundo tiempo, lo logró. La selección brasileña fue otra, se adueñó del balón y buscó constantemente el arco contrario.

Richarlison fue quien tuvo par de ocasiones en un rango de apenas 5 minutos. En la primera, se metió hasta el área y, tras un rebote, empujó el balón al fondo de las redes. Sin embargo, el tanto fue anulado por fuera de juego previo.

En el 54′, tuvo la ocasión más clara de la canarinha hasta ese momento. Neymar, que se hizo grande en el partido, se inventó una jugada de fantasía y encontró a un solitario Richarlison por la banda derecha. El delantero del Everton se sacó un derechazo potente que repelió Emiliano Martínez.

La Albiceleste retrasó sus líneas, pero el trabajo en la retaguardia seguía siendo efectivo. El equipo de Lionel Scaloni creó un entramado defensivo difícil de superar para Brasil. Era un muro contra el que chocaban una y otra vez.

Tite siguió moviendo el banquillo, ingresando al campo a jugadores como Vinícius Jr. o Gabriel Barbosa, quien tuvo la última de su equipo con un remate de volea que atajó Martínez.

Argentina pudo incluso sentenciar el partido en el 88′, momento en el que un desaparecido Messi se vio cara a cara con Ederson. ‘La Pulga’ recortó, pero cuando estaba a punto de rematar se resbaló sobre el césped. Esa fue, quizás, la última esperanza de Brasil, porque la Albiceleste defendió con uñas y dientes el resultado y logró lo que tanto había intentado en los últimos tiempos. 28 años después, Argentina vuelve a reinar en Sudamérica.




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