Una novedad de la Constitución de 1999 fue que las normas relativas al Banco Central de Venezuela se consagran en ella y no en la Ley como había sido desde su creación en 1939. La constitucionalización en principio fortalece porque jerarquiza y fija principios a los cuales la ley debe atenerse.

Dice la Constitución que “El objetivo fundamental del Banco Central de Venezuela es lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la moneda”. Que es autónomo en la formulación y ejercicio de las políticas de su competencia que son la política monetaria; regular la moneda, el crédito y las tasas de interés, administrar las reservas internacionales; participar en el diseño y ejecutar la política cambiaria y otras que establezca la ley.

Según el “principio de responsabilidad pública” que lo compromete, “El incumplimiento sin causa justificada del objetivo y de las metas, dará lugar a la remoción del directorio y a sanciones administrativas, de acuerdo con la ley”. Son los artículos 318 y 319 constitucionales.

Para la pregunta que usted seguramente estará formulándose, la respuesta está en la cotidianidad de precios al consumo, costos de producción, salario real y evaporación del bolívar como signo monetario. En la vida real, estas normas no han corrido mejor suerte que otras.

Presiones a la banca central hay en todas partes. Su relación con los gobiernos suele ser tensa y de tanto, en tanto su autonomía se vuelve polémica. Pero la realidad aconseja que al final, siempre es mejor defenderla. Máxime en países en vías de desarrollo, con institucionalidad más precaria. En los desarrollados, sin embargo, puede verse y se ve, el miope afán de gobiernos que buscan dar sensación de bienestar por interés electoral. Las razones históricas, políticas, monetarias, fiscales y económicas por la autonomía son abrumadoras.

Recientemente, el Instituto de estudios Parlamentarios Fermín Toro organizó el foro “Por un Banco Central útil”, tema de interés institucional y también económico y laboral.

Intervenieron los economistas Ruth de Krivoy, Presidenta del BCV 1992-94, Hérmes Alexander Pérez y Ángel Alvarado. Colofón: en hiperinflación el gran perdedor es el pueblo.
¿Qué es un Banco Central útil? Pues uno que sirva a Venezuela. A toda Venezuela. A la de hoy, sin olvidar las lecciones de los errores y aciertos de la de ayer y con la vista puesta en la de mañana. Cumplir la pauta constitucional sería un buen comienzo.




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