Las elecciones presidenciales de la República Checa comenzaron el 26 de enero y los dos rivales que se disputan el cargo de jefe de Estado, el euroescéptico Milos Zeman y el académico europeísta Jirir Drahos, depositaron sus votos en Praga sin incidentes.
Hace dos semanas, cuando se celebró la primera ronda electoral, una activista del grupo Femen se lanzó con el pecho descubierto sobre Zeman, antes de ser reducida por los servicios de seguridad.
«Estoy viendo si de nuevo aparece una mujer medio desnuda, pero creo que hoy no será», señaló el presidente hoy antes de depositar su voto en un colegio electoral de Praga.
Drahos, por su parte, animó al electorado, unas 8,3 millones de personas, a acudir a las urnas al menos al mismo nivel que hace dos semanas, cuando la participación fue del 62 %.
Poco antes de la apertura de los colegios, Drahos dijo hoy en un programa radiofónico que, en el caso de ganar las elecciones, hará lo posible para apartar al magnate multimillonario Andrej Babis de la jefatura del Gobierno.
El ganador de las elecciones de octubre pasado sigue sin poder formar Gobierno ante la falta de apoyos parlamentarios pero cuenta con el respaldo incondicional de Zeman, quien ha dicho que lo nombrará nuevamente primer ministro incluso si pierde estos comicios y debe abandonar la presidencia el próximo 7 de marzo.
Las últimas encuestas de las presidenciales arrojan un empate técnico entre los dos candidatos. La mayoría de los aspirantes que quedaron fuera en la primera ronda han solicitado a sus simpatizantes el voto para el europeísta Drahos.
Todo indica que Zeman cuenta con el apoyo de los electores de Babis, del partido xenófobo SPD y de los comunistas, que en conjunto ganaron 48 % de los votos en las elecciones del otoño.
Los colegios electorales cierran hoy para abrir nuevamente mañana durante otras seis horas.
A partir del sábado se conocerán los primeros resultados de estas elecciones, que definirán el mandato presidencial para los próximos cinco años.
