Juan Diego Castro, un mediático y polémico abogado. (Foto Cortesía)

Juan Diego Castro, un mediático y polémico abogado, se ha colocado como uno de los primeros en las encuestas del domingo en Costa Rica con su discurso de mano dura contra la delincuencia y la corrupción, en una campaña en la que también se ha significado por sus ataques a la prensa.

Exministro de Seguridad y de Justicia a mediados de la década de 1990, Castro apareció por sorpresa como candidato presidencial por el pequeño Partido Integración Nacional (PIN), que nunca ha tenido protagonismo en el mapa electoral del país.

Ataviado usualmente con un casco azul en actividades partidarias, Castro ha prometido «reconstruir» Costa Rica con un equipo de personas provenientes de diversos partidos políticos y aplicando mano dura contra la corrupción y la delincuencia común.

Este abogado penalista de 62 años escaló a los más alto en las encuestas con su discurso fuerte contra el gobierno actual y contra la corrupción, en momentos en que la opinión pública centraba el debate en un caso de una supuesta red de tráfico de influencias conocida como «el cementazo» que salpicó al Poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial.

«Vamos a meter a todos los corruptos a la cárcel», ha sido la frase más utilizada por Castro durante la campaña, en la que también se le escucha decir que «vamos a poner a los presos a construir sus propias cárceles».

Populista y demagogo para sus detractores, ha llegado a ser comparado con el presidente estadounidense Donald Trump, aunque el candidato costarricense niega tener el mínimo parecido.

Castro también ha dicho que defenderá los derechos de las víctimas por encima de los de los reos, y que por ello no permitirá que cumplan condenas fuera de prisión, como en la actualidad ocurre con algunos de ellos a los que se les han aplicado medidas como el uso de dispositivos de seguimiento GPS con el fin de reducir el hacinamiento carcelario.

Su verbo incendiario lo ha obligado a pedir disculpas en al menos un par de ocasiones a las mujeres y al candidato del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), Rodolfo Piza.

En el caso de las mujeres lo hizo tras afirmar que hace algunos años ellas debían practicarle sexo oral a sus superiores para ascender en el Poder Judicial, y a Piza tras decir que su padre, ya fallecido, tomaba decisiones en el trabajo bebiendo whisky.

El candidato publica cada año un informe que llama «impunómetro», en el que detalla las estadísticas de resolución de casos y condenas en el Poder Judicial.

En esta campaña ha salido al ataque contra varios medios de comunicación como el diario La Nación, el Semanario Universidad y el diario digital CRHoy, así como contra algunos periodistas de manera individual, por considerar que le han hecho una campaña sucia.

Por ejemplo, a La Nación la ha llamado «pasquín diabólico» y a sus periodistas «psicópatas» y vaticinó que en un Gobierno suyo la edición impresa desaparecería, aunque luego matizó que se refería a que no es rentable y no a alguna acción suya para cerrar el medio.

Sus ataques también se han dirigido a un banco que ha dado financiamiento a otros partidos y a los «partidos añejos» del país, a los que llegó a acusar de ofrecer drogas a los adictos a cambio de sus votos.

Entre sus propuestas de campaña está la de construir un tren eléctrico que una a las cuatro grandes ciudades del país, unificar a todas las policías bajo un solo mando, fortalecer la Caja Costarricense del Seguro Social y el Instituto Costarricense de Electricidad, así como apoyar la exploración petrolera.

Padre de ocho hijos y casado en tres ocasiones, Castro ha ido perdiendo apoyo en las encuestas en las últimas semanas, pero aún se encuentra en los primeros lugares. EFE




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