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Si se tratara de un programa oficial del Gobierno argentino que lideró la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), se hubiera llamado “Pollos para todos y todas”. Y si el nombre se lo hubiera puesto el expresidente de Venezuela, Hugo Chávez (1999-2013), hubiera sido conocido como “Misión Pollo para el Pueblo”.

Pero, más allá del nombre, lo importante es qué ocurrió: entre 2008 y 2013, una maniobra millonaria movilizó miles de toneladas de pollo producido en Argentina con destino a Venezuela a través de unas pocas empresas que hicieron grandes negocios en tiempos del kirchnerismo. La justicia argentina investiga el caso por la existencia de sobreprecios.

En un trabajo realizado en alianza por los portales argentinos www.connectas.org y elentrerios.com, se devela un informe de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) de Argentina que confirma la existencia de sobreprecios en la venta. Según la investigación, las irregularidades incluyen precios “inflados”, facturas apócrifas, comprobantes de exportación que no figuran en los registros oficiales, pagos duplicados de servicios de flete y transporte, o triangulaciones con China que no figuran en los términos de los acuerdos originales entre ambos países. De acuerdo al informe de los auditores, Venezuela pagó el pollo más caro del mundo con valores de entre un 15 a un 30% por encima del precio internacional de este alimento.

El final del camino muestra un negocio millonario para las empresas avícolas argentinas que creció de forma exponencial en los años de alianza entre el kirchnerismo y el gobierno de Hugo Chávez. Y así como creció, se desplomó al finalizar el mandato de la expresidenta Cristina Fernández (2015).

La maniobra permitió generar un mercado casi exclusivo para la producción avícola argentina, que entre 2008 y 2014 pasó de la inexistencia absoluta de operaciones comerciales con Venezuela a exportar miles de toneladas de pollo congelado por año.

La auditoría de la SIGEN da cuenta de que la tonelada de pollo que exportaba Argentina con destino a Venezuela se vendió entre 25 y hasta 35 por ciento por encima del precio internacional. El reporte de la Auditoría documenta que mientras el precio internacional debió haber sido de 400 millones de dólares, Venezuela pagó por los pollos 445 millones de dólares.

Con el sobreprecio en los pollos vendidos a Venezuela, las empresas argentinas obtuvieron al menos 43 millones de dólares de ganancias extra.

Aparte de Granja Tres Arroyos, que obtuvo mil 401 millones de dólares de las exportaciones a Venezuela, otras tres empresas avícolas formaron parte de la compra de pollos: la empresa entrerriana Soychú obtuvo 1073 millones de dólares; el frigorífico Las Camelias acumuló ingresos por 474 millones de dólares; y la firma Rasic Hnos, que administraba la marca “Cresta Roja”,  ganó otros 338 millones de dólares a partir de los negocios con Venezuela.

La operatoria de estas empresas que inundaron con pollo argentino el mercado venezolano se llevó adelante desde 2008. En el año 2012 y con negocios mutuos florecientes, los gobiernos de Argentina y Venezuela firmaron la constitución del Fideicomiso Financiero PDVSA que funcionó como el paraguas para realizar buena parte de estas maniobras.

En el total de operaciones comerciales con las empresas argentinas, los fondos pagados a través de este Fideicomiso representaron sobreprecios totales de 140 millones de dólares. Así consta en el informe de Auditoría que la Sindicatura General de la Nación de Argentina remitió a la justicia, en la que involucra a las 15 empresas argentinas auditadas que participaron de los intercambios comerciales.

Pero estas cifras sólo corresponden a los años de la operatoria del Fideicomiso Financiero PDVSA que estuvo activo entre 2012 y 2016. Es decir, a los 140 millones de dólares de sobreprecios habrá que agregar los millones de dólares de las operaciones entre 2009 y 2011 que no están contempladas en el monitoreo revisado por la justicia argentina por el momento. Por lo que el sobreprecio pagado debe ser aún mucho mayor.

Socios de aventuras

La primera gran misión comercial con Venezuela fue liderada por la propia Presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) y actual precandidata a Vicepresidenta de la Nación. En su visita al entonces mandatario venezolano Hugo Chávez, la magistrada argentina llegó acompañada de representantes de las empresas avícolas, encabezadas por la firma Granja Tres Arroyos que lidera el empresario Joaquín De Grazia.

En esa misión oficial del año 2009, las partes sellaron un primer acuerdo marco que incluía rubros diversos: el sector avícola selló su primer gran pacto con acuerdos comerciales por más de 65 millones de dólares, de acuerdo a lo que revela una reciente investigación de Armando.Info. Ese mismo día se firmó una Carta de Intención que marcó el inicio de las relaciones carnales entre el sector avícola argentino y los millonarios contratos con Venezuela. Con la rúbrica de Carlos Mario Piano por Granja Tres Arroyos y Egly Antonio Ramírez Coronado como Presidente de la poderosa petrolera PDVSA en su área Agrícola.

Desde entonces, los pollos comenzaron a fluir desde Argentina a Venezuela. El sector avícola argentino incrementó su producción de manera sostenida año a año, pasando de 180.000 toneladas exportadas en 2007 a 366.000 toneladas en 2013.

De este modo, la producción avícola argentina prácticamente duplicó su producción exportable. Y todo ese aumento  tuvo como mercado casi exclusivo a Venezuela, que llegó a quedarse con más del 40% de la producción total de pollos para la exportación en 2013. Un crecimiento exponencial para un mercado que no existía en el inicio del Gobierno de Cristina Fernández, que en más de una ocasión exhibió en Cadena Nacional los logros y el crecimiento de Granja Tres Arroyos, la firma de los hermanos De Grazia.

“Pollo para todo el mundo” parece haber sido la consigna que convirtió a Venezuela en un gran consumidor de la carne aviar argentina. Los venezolanos pasaron de consumir un promedio de 30 kilogramos de pollo per cápita entre 2002 y 2007 a un salto que superó los 37 kg. en 2008 y que alcanzó el cénit de los 45,6 kg por persona de consumo en 2013 según datos de la Asociación Latinoamericana de Avicultura . Después de eso el consumo vendría cuesta abajo hasta llegar a los 11,2 kg en 2019, en el marco de la compleja Emergencia Humanitaria que vive Venezuela.

Luego de una merma parcial en 2014, que mostró una caída de 50.000 toneladas en la exportación de pollo argentino a Venezuela, el final del gobierno de Cristina Fernández volvió las cosas a su lugar: las exportaciones se desplomaron drásticamente en 2015 y cayeron de 95.000 a 6.000 toneladas para desaparecer por completo en 2016 cuando ya gobernaba el actual Presidente Mauricio Macri en Argentina.

Un mercado ficticio

Las millonarias cifras que representó para Granja Tres Arroyos la operatoria comercial con Venezuela desnudan la existencia de un mercado que no pudo sostenerse en el tiempo. Además de la abrupta caída de la exportación de pollo argentino a Venezuela en el fin del mandato de Cristina Fernández de Kirchner, también se evidencia estos negocios “inflados” cuando se compara el promedio de exportaciones totales de Argentina por país frente a Venezuela.

Mientras el promedio de exportación de pollos ronda entre las 20.000 y 35.000 toneladas por año por país, Venezuela tuvo exportaciones superiores a las 60.000 toneladas por año, con picos que alcanzaron las 150.000 toneladas. Así lo muestra este gráfico en el que puede verse la disparidad entre el promedio de exportaciones de pollo a otros países (curva en rojo) y el total de exportaciones a Venezuela (azul) que estuvieron muy por encima del promedio.

Esta diferencia favoreció especialmente a un socio estratégico del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner: Granja Tres Arroyos. La firma argentina fundada por los hermanos De Grazia a mediados de la década de 1960 creció a mayor velocidad a partir de los negocios con Venezuela.

Desde 2008 en adelante, la empresa Granja Tres Arroyos  consolidó su posición como la más importante del sector avícola argentino. Montó operaciones en la República Oriental del Uruguay, absorbió empresas de la competencia, se quedó con las plantas de muchos de sus proveedores y desarrolló nuevos negocios asociados al sector.

En esta triangulación entre los gobiernos de Argentina y Venezuela y la empresa avícola Granja Tres Arroyos, en poco más de 5 años se realizaron operaciones estimadas por más de 3000 millones de dólares con el sector avícola, del que la firma argentina fue el principal beneficiario.

La empresa se convirtió en un gigante que acumuló varias sociedades que fue adquiriendo de manera progresiva y que se aceleró a partir de los negocios con Venezuela. El holding de los hermanos De Grazia, Granja Tres Arroyos, sumó:

  • La compra de la poderosa “San Sebastián S.A” luego de la quiebra de esa firma (2008).
  • La compra de PIER (2009) en Gualeguaychú y del frigorífico SUPER S.A.en Concepción del Uruguay (2014).
  • La compra definitiva de Cresta Roja (2018), una empresa avícola con serios problemas financieros y muy ligada al Gobierno de Cristina Fernández.
  • El año pasado también adquirieron Ovoprot International–Tanacorsa y La Suerte Agro.
  • Y finalmente la compra de la poderosa firma brasileña AVEX.S.A en otra operación millonaria.

Los datos que hoy investiga la justicia argentina apuntan a diversas irregularidades en la documentación que sustenta las operaciones comerciales de Tres Arroyos con el gobierno de Venezuela. En la lista de facturas y comprobantes que constan en el informe de Auditoría de SIGEN, se detalla una larga lista de irregularidades, entre las que están:

En la lupa de la justicia

Hoy, estos datos sobre las irregularidades detectadas forman parte de una causa judicial que tramita en el Juzgado Nº 6 en lo Penal Económico, que investiga buena parte de los contratos y las operaciones comerciales de exportación argentina a Venezuela durante los años del kirchnerismo y el Gobierno venezolano de Hugo Chávez.

Allí están documentadas cada una de las operaciones comerciales que formaron parte del Fideicomiso Financiero PDVSA, coordinado por la poderosa petrolera venezolana en acuerdo con el Gobierno argentino y un puñado de empresas ampliamente favorecidas por la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.

Lee el trabajo completo en las páginas aliadas conectas.org y elentrerios.com




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