Desde mi balcón/El monolito de la Plaza Bolívar

El lugar donde hoy se encuentra la Plaza Bolívar de Valencia, es tan antiguo como la ciudad. Haya sido fundada Valencia por Alonso Díaz Moreno en 1555, que es la tesis oficial, o que haya nacido luego de que el capitán Vicente Díaz Pereira, huyéndole a los corsarios, se viniera de Borburata con algunos vecinos a los que convenció a cambio de ganado y tierras, a poblar las orillas del lago Tacarigua, un nuevo lugar descubierto por Juan de Villegas, en 1547.

Una tercera tendencia, apoya ambas teorías, pues afirma que mientras Alonso Díaz Moreno, en 1555 obedecía las órdenes de Arias de Villacinda, fundando Nuestra Señora de la Anunciación de Nueva Valencia del Rey, simultáneamente, se iban dando los proyectos de Vicente Díaz Pereira de poblar las orillas del lago valenciano.

Ahora bien, la plaza en el siglo XVII, recibe oficialmente el nombre de Plaza Mayor, que comenzó como un cuadrilátero cercado con caña. En virtud de que este lugar fue utilizado como mercado y matadero, se cambió su nombre por el de Plaza del Mercado. De acuerdo a las Leyes de Indias, esta plaza debía servir como punto de partida para la cuadrícula que se establecería para las construcciones que tenían que realizarse en el poblado que recién se fundaba. La Iglesia Matriz, se había construido frente a la plaza, en 1580.

Según Rafael Saturno Guerra, en 1800, Valencia tenía dieciséis cuadras de cien varas de norte a sur y catorce de este a oeste, sus casas de tapia y rafa eran por lo regular de una planta, pero muy amplias. Tan sólo había para la época, siete edificios de dos pisos. Poseía cinco templos.

Esos cinco templos eran la Iglesia Matriz, (hoy Catedral), la iglesia de San Francisco, la Capilla del Hospital “La Caridad”, (en la Casa de La Estrella), la Capilla del colegio de Niñas Educandas de las Carmelitas Descalzas, (hoy Capitolio) y la Iglesia de la Candelaria.

Posteriormente, con la llegada de la Época Republicana, en 1830, la Plaza en homenaje al Libertador, pasa a llamarse Plaza Bolívar como la gran mayoría de las principales plazas del país.

En 1874, se había encargado una estatua pedestre del Libertador, Simón Bolívar, que salió para Venezuela del Puerto de Hamburgo, donde había sido fundida en bronce. Pero en 1876, la Plaza Mayor de Valencia tenía la estatua pedestre de Antonio Guzmán Blanco, cuya autoría, Enrique Bernardo Núñez, la da al escultor venezolano, educado en Europa, Rafael de la Cova. Estatua de la que hoy se desconoce su paradero.

En 1887, específicamente el 21 de septiembre, el presidente interino de Venezuela, general Hermógenes López, con menos de una semana en el cargo, resuelve por decreto, remodelar la Plaza Bolívar, dotándola de una obra que encarga al arquitecto Antonio Malaussena, consistente en un monolito conformado por un pedestal de granito de cuatro metros y medio y una columna de mármol amarillo sobre la cual ubicaron la estatua de bronce del Libertador. Obra que en total midió dieciocho metros y medio. La estatua se colocó, con la mano de Bolívar, apuntando hacia el Campo de Carabobo. En los cuatro lados del pedestal están representados, en bajorrelieve, el escudo del estado y tres escenas de la Batalla de Carabobo: el Libertador a caballo, la Legión Británica, y el batallón Valencey. Todo esto firmado por el escultor Rafael de la Cova y el fundidor Nelli de Roma. La obra se llevó dos años y alcanzó un costo total de doscientos veinte mil bolívares.

Lo que tal vez Valencia no sabía, es que la bellísima estatua pedestre de bronce del Libertador, recorrió una simbólica odisea para llegar al lugar donde se encuentra, desde hace ciento treinta y tres años. Mi tía abuela Isabel Teresa González Salas, investigadora nata, guardaba notas de prensa muy interesantes, muchas de ellas, sin fechas, autores ni nombre del diario, entre ellas, la que vamos a tomar en referencia y que cuenta que la estatua de Libertador, partió de Hamburgo en el velero danés “Thora”, pero luego de varios meses de viaje, la nave encalló en los arrecifes de Los Roques, a ochenta millas de las costas venezolanas, por lo que la tripulación abandonó la embarcación. Al saberse la noticia, unos jóvenes valientes, cuyos nombres no fueron revelados, solicitaron el permiso para ir al rescate de la estatua del Libertador. Cuarenta voluntarios zarparon de la Guaira en una goleta, armados de las herramientas necesarias para tan peligrosa expedición. Después de varios días calurosos y noches aterradoras, llegaron al lugar, donde encontraron la embarcación todavía a flote. La estatua se encontraba algo dañada por la acción corrosiva del salitre, pero lograron rescatarla. Regresaron a La Guaira, donde los esperaba una muchedumbre con un apoteósico recibimiento a los “Salvadores de Bolívar”.

La reinauguración de la Plaza Bolívar tuvo lugar el 24 de junio de 1889 y el discurso estuvo a cargo del Dr. Francisco González Guinán. Ese día se sirvió un banquete en el Capitolio de Valencia con doscientos cubiertos.

Ahora estamos los valencianos, a la espera de una segunda y pronta reinauguración de la Plaza Bolívar, aunque no haya banquete, estaremos felices de volver a tenerla.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

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Ramón Villafañe y nuestro Betamax

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