Será en enero próximo, según declaraciones de uno de los delegados del oficialismo, cuando se reanude en México el diálogo entre la Plataforma Unitaria y el régimen venezolano. El balance que se ha publicado hasta ahora tiene a alguna gente entusiasmada porque se comenzó a mover el juego, mientras que otros consideran que no se ha logrado nada y reniegan de la oposición por sentarse a negociar acuerdos que no representan mejora alguna en la situación del país. Incluso dentro del chavismo hay dirigentes que cuestionan lo que supuestamente se ha entregado a cambio de muy poco.

Tratando de poner un poco de orden en la diversidad, lo primero que se puede afirmar es que en esta ronda, por primera vez desde que comenzaron los diálogos, hace ya bastantes años, se muestra algo que se puede llamar resultados. Independientemente de su valor para el país, la licencia que EEUU le otorgó a Chevron para operarlos campos en los que está asociada con PDVSA comenzará a funcionar en breve. El otro resultado, el llamado acuerdo social, significa la liberación de poco más de 3 mil millones de dólares para ser invertidos, mediante supervisión de la ONU, en ayuda humanitaria, alimentación, salud y recuperación de servicios públicos.

Eso es lo que se ha firmado, sin calificaciones ni juicios de valor. Otro tema es la relevancia de los acuerdos y su impacto sobre la crisis que vive el país. En el caso de la licencia petrolera, pareciera que el mayor beneficiario es Chevron, pues se le permitirá operar, producir petróleo, comercializarlo, dejar de pagar impuestos y regalías –aunque existen lagunas legales en este asunto- y disminuir una cuenta por cobrar a PDVSA que está entre 3 y 5 mil millones de dólares, según la fuente que se consulte. También saldrán favorecidas las empresas que le presten servicios a Chevron y las comunidades cercanas a las operaciones, por simple derrama económica. Eventualmente, y si el régimen se va portando bien (lo que quiera que eso signifique), se podrá invertir, perforar pozos y aumentar la producción.

No está previsto que el gobierno reciba ingresos de la venta de los hidrocarburos, pero el reinicio de la actividad le servirá de propaganda y de precedente para que se gestionen licencias similares con otras empresas –ENI y Repsol, por ejemplo- con la excusa de evitar acusaciones, y hasta demandas, de tratos preferenciales o discriminación. En todo caso, las magnitudes de producción incremental que se manejan para Chevron -unos doscientos mil barriles diarios dentro de 3 años, en el mejor escenario- no son suficientes, ni mucho menos, para tener un efecto significativo sobre la economía nacional.

El segundo acuerdo que salió de la mesa de diálogo tampoco brilla por sus dimensiones. 3 mil millones de dólares en 3 años para alimentación, salud y otras necesidades humanitarias del 80% de la población que está en situación de pobreza, y para restablecer servicios públicos esenciales como agua y electricidad, es una gota minúscula en un pozo muy profundo. Con el agregado de que el dinero tiene que ser administrado por la ONU, y con la burocraciatípica de las agencias internacionales tardará al menos 1 año en hacer disponibles los primeros fondos. Aquí no hay un ganador claro, pero el régimen está condicionando la limpieza de las elecciones de 2024 a que le den su plata.Ya.

Falta preguntarse lo que ha obtenido la oposición en este primer toma y dame, y la verdad es que no se ve. El régimen no ha cedido nada y tampoco, que se sepa,se le han hecho peticiones, excepto la amenaza de cancelar la licencia de Chevron si se levantade la mesa. En otras palabras, que la negociación no ha empezado. Conociendo lo que está en juego para el chavismo si pierde poder real –de ese de donde salen las decisiones y maniobras que le permiten seguir mandando-, ya va siendo hora de pedirle barajitas de peso (liberación de todos los presos políticos o devolución de las emisoras de radio, por ejemplo) para ver si está en modo de negociar o si solo, como en todos los casos anteriores, nomás quiere hablar, ganar tiempo y hacer el aguaje.

Con este artículo me despido hasta enero del próximo año, deseándole a los lectores una feliz Navidad y un próspero 2023




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