Motorizado asesinado
(Foto referencial)

Dos tiros le propinaron a José Gregorio Rodríguez Rey, obrero, de 32 años de edad, por haber traspasado los límites de un sector donde los de su barrio no son bienvenidos, en Charallave, municipio Cristóbal Rojas del estado Miranda, Los Valles del Tuy.

Rodríguez Rey vivía en el sector Tierra Blanca, y fue al barrio Las Brisas a comprar pan para revender en su casa, ya que estaba sin trabajo y de esa forma se ganaba la vida.

El hecho ocurrió el martes en horas del mediodía. Unos sujetos lo llamaron, luego de interrogarlo, le dispararon en las piernas. Rodríguez le pidió auxilio a una señora, que lo trasladó en su carro al hospital Domingo Luciani, donde falleció al día siguiente. Le habían perforado la arteria femoral y se desangró.

Jonathan Eduardo Rodríguez Rey estaba ayer en la morgue esperando los restos del mayor de sus hermanos para hacer el funeral. Dijo que José Gregorio vendía zapatos y prendas de fantasía de manera ambulante, pero debido a la crisis económica se dedicó a revender pan, para poder sostener a sus tres hijas, que tienen siete, cinco y un año.

El obrero no era conocido en ese barrio, pero lo identificaron al relacionarlo con un sujeto apodado “barrabás”, con quien solía andar. Barrabás fue ultimado hace un año.

Rodríguez Rey sabía que a los de su barrio no los querían en la zona 4 de Las Brisas, y sus familiares piensan que se metió allí por error. Últimamente estaba presentando problemas de memoria, a raíz de haber recibido fuertes botellazos en la cabeza, cuando lo asaltaron el 7 de octubre, para robarlo.

En aquella oportunidad, Rodríguez Rey pasó una semana hospitalizado. Desde entonces, sufría de lagunas mentales.

En la morgue también estaban los familiares de Andrés David Barrios Pascuale (26), muerto en un supuesto enfrentamiento con funcionarios policiales en el túnel de La Planicie.

Su hermano Johan Fornerino dijo que Andrés iba en su carro Toyota Yaris color vino tinto, con destino a La Guaira, para visitar a su padre. Aunque el Cicpc les dijo que Andrés tenía dos expedientes por robo, ellos sostienen que nunca estuvo detenido.

Vivía en Macarao, y se dedicaba a la compra-venta de oro. Su familia alegó que le dispararon sin razón y estaba muerto cuando lo ingresaron al hospital Miguel Pérez Carreño.




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