Esta temporada las preocupaciones son otras para Jimena Torrens. El almacén de su tienda de ropa está lleno con una cantidad de inventario que no tenía desde hace más de cinco años. El desabastecimiento no es un problema para ella, ahora lo es la falta de clientes con poder adquisitivo para comprar sus productos.
La mayoría de la mercancía con la que cuenta es del año pasado, cuando invirtió con expectativas de que el 2023 fuera un año positivo para las ventas. Pero no fue así.
Su negocio queda en pleno bulevar de la avenida Constitución del centro de Valencia, donde se registra un gran movimiento comercial, sobre todo en fechas como las decembrinas, y en esta temporada quienes caminaban por el lugar lo hacían con pocas o ninguna bolsa en sus manos, lo que es un indicativo de que las ventas no estaban en su mejor momento.
Frente a la exhibición de la tienda de Jimena se detenían algunas personas atraídas por el cartel que decía “promociones a partir a de dos piezas”. Algunos solo preguntaban desde afuera por los precios, otros se atrevían a entrar y explorar opciones, pero pocos compraban.
Durante todo 2023 no tuvo que reponer mercancía. “No invertí porque tenía suficiente inventario, pero tampoco vendí lo esperado, por lo que pensaba que en estas fechas pudiera medio recuperarme”, expresó decepcionada de la situación que se resume en que, en años anteriores, lograba concretar entre 15 a 20 ventas diarias, mientras que en esta oportunidad deben esforzarse para llegar a una o dos.
El presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Ernesto Abbas, confirmó que este es un panorama general y no exclusivo del negocio de Jimena. “El año no cubrió las expectativas del sector, de hecho, aún en los anaqueles hay mercancía del año pasado, había una expectativa de mayor aumento del PIB (Producto Interno Bruto), crecimiento económico, sin embargo, esa expectativa fue mermada… Los comercios poseen inventarios y están haciendo el esfuerzo para salir de ellos”.
Sin poder adquisitivo no hay ventas
El problema de las bajas ventas se resume en la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos, lo que representó el mayor obstáculo del comercio durante el 2023.
“De alguna manera, desde el Ejecutivo nacional se debe confrontar eso, sobre todo en el sector público que se rige por el salario mínimo sin compensaciones ni bono”, dijo Abbas.
Sus registros indican que el año pasado para las fechas decembrinas se contaba a un 70% de personas con bolsa en mano en el centro histórico de Valencia y las ventas eran mayores y mejores.
La situación es diferente en centros comerciales del norte de la ciudad, donde la cantidad de compradores y las ventas aumentaron considerablemente en las últimas semanas del año.
Ingeniárselas para vender algo es la opción para mucho. La presidenta de Fedecámaras Carabobo, Ana Isabel Taboada, detalló que en los establecimientos se volvieron a implementar los créditos como una forma de salir de la mercancía que tiene un año en las exhibiciones.
“Se empezaron a hacer los abonos, que la gente pague por parte en un tiempo determinado y se les mantiene el precio del producto, también hay aplicaciones nuevas que trabajan de esa manera”.
Algunas entidades bancarias también se han sumado a esta tendencia con el aumento de los montos de tarjetas de crédito. “Si se daña un electrodoméstico por un bajón eléctrico, por ejemplo, se tiene la capacidad de reponerlo con una tarjeta de crédito. Son créditos pequeños que sirven para el día a día”.
2023: El año de la paralización
Bastante difícil para todos los sectores. Así definió Taboada el 2023 ya que fue de “paralización” al no registrarse crecimiento económico.
Los mayores retos de este año estuvieron representados en la carga fiscal que significó 50% de las utilidades netas entre los tributos fiscales y parafiscales. A esto se suman las fallas eléctricas, “cuatro, cinco horas sin luz que no son programadas y se debe hacer un gasto para tener una planta y después la escasez de combustible, eso hace que se pierdan horas de productividad que no se recuperan”.
Las empresas del parque industrial carabobeño se mantienen con un 70% de capacidad disponible, “para no decir que solo está operativa el 30%”, y solo con mejores condiciones se podrá reactivar para aumentar la productividad y mejorar los salarios.
El sector construcción volvió a ser el de peor situación este año. Solo están haciendo trabajos de remodelaciones, pero nada relacionado con proyectos nuevos. Taboada hizo un llamado para que se pueda integrar a labores del estado como en la parte eléctrica y el mantenimiento de carreteras. “Hay muchas cosas que se pueden hacer, es un sector que se mantiene bastante bajo, pero con esperanzas de mejorar”.
Con estabilidad respecto al 2022 se mantuvo el sector inmobiliario ya que se dedica, sobre todo, al alquiler y a las ventas en el mercado secundario con precios bastante bajos, “lo que depende un poco del apuro que se tenga para obtener el dinero por concepto de la venta”.
Dentro del sector comercio, Taboada destacó que los establecimientos dedicados a la venta de alimentos y medicinas tuvieron un repunte, así como el sector logístico que tuvo un aumento de 32%, respecto al volumen de carga.
“El sector turismo también ha tenido un repunte, la gente empieza en esta temporada a visitar a su familia, a reencontrarse, sería importante que haya gasolina para todos, no solo para el día a día sino para que la gente se pueda reencontrar con su familia”.
Pese a todo este panorama, Taboada aseguró que tienen buenas expectativas ante proyectos que se puedan concretar en 2024, “como el acuerdo de Shanghái, pero queremos que no solo vengan ensambladoras, sino que se les pida que de un 30% a 40% de las autopartes que sean venezolanas… Hay proyectos interesantes en el 2024 y a través de todos los sectores debemos esta reunidos y hacer engranaje entre el público y el privado”.