Los familiares de Juan Andrés Hidalgo Rodríguez, un preso postelectoral, viven angustiados ante el cuadro clínico que presenta el joven de 21 años de edad. Convulsiona constantemente por la esquizofrenia que padece y por la afectación psicológica producto de su detención y malos tratos recibidos por sus custodios.
Su madre, Roraima Rodríguez, explicó que en estos momentos su hijo está recluido en la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera desde el 6 de agosto por presentar convulsiones desde hace meses: “Se ha solicitado una serie de exámenes médicos especiales para dar con la razón de esas convulsiones, pero los cuales no se le han hecho porque no le conceden el permiso para ello”.
A Juan Andrés Hidalgo Rodríguez lo detuvieron a eso de las 2:30 de la tarde del día 30 de julio en Las Quintas de Naguanagua, estado Carabobo. Iba acompañado de una tía y un amigo a buscar unas patillas para su tratamiento de esquizofrenia.
En ese momento se aproximó un grupo de funcionarios de varios organismos de seguridad del Estado. El joven asustado, junto a la tía y el amigo, corrieron para alejarse del lugar, pero fueron alcanzados por varios motorizados.
Un funcionario de la Policía de Carabobo fue quien detuvo a Juan Andrés y lo llevó hasta la Brigada 41 Blindada, ubicada en la avenida Universidad de Naguanagua. “Fuimos hasta allá y llevamos los informes sobre su enfermedad. Él es un paciente psiquiátrico pasivo y sufre de la tensión. Tiene que tomar su medicamente a diario, son cinco pastillas al día”.
Rodríguez sostiene que su hijo no debería estar preso porque es inocente. Denunció que aparte de las enfermedades que padece el joven, en la 41 Brigada Blindada lo golpearon: “Le maltrataron un ojo, la cervical y varias costillas”.
Luchan por su libertad
Juan Andrés Hidalgo Rodríguez, a pesar de las patologías que sufre, es una persona luchadora. Trabaja como ayudante de mecánica, por cierto andaba con su jefe cuando lo detuvieron. "Él tiene que estar libre porque es inocente".
“Hemos ido a la Fiscalía 58 que lleva su caso. También hemos acudido a la Defensoría Pública y la Defensoría del Pueblo. Mi sobrino tiene una situación muy delicada de salud por lo que requiere de una medida humanitaria. En vista del encierro y malos tratos físico y psicológicos él comenzó a convulsionar de manera seguida. Ha decaído tanto que ya no puede ni caminar y convulsiona de manera muy seguida, tememos por su vida”, reveló Roraima Rodríguez.
