«Santos nos ha reiterado que no le fallará a la paz, y le creemos. Le creemos por su determinación, porque un Nobel de la Paz presidiendo una república no puede ser inferior al laurel que ha ceñido sobre su frente la historia», agregó Márquez.
La FARC, señalaron sus dirigentes, trabaja en la elaboración de sus listas al Congreso y estudia tener un candidato propio en las elecciones presidenciales, aunque antes había descartado esa posibilidad, señalando que apoyaría a un candidato que asegure la implementación del pacto.
El acuerdo de paz garantiza al menos 10 curules para la exguerrilla, cinco en cada cámara, aunque deberá participar en la contienda electoral.
Los dirigentes del nuevo partido hicieron un llamado al «diálogo» y la convergencia con otras fuerzas políticas, además de rechazar las «revisiones» del acuerdo firmado, como pretende la oposición de derecha encabezada por el expresidente y actual senador Álvaro Uribe.
El primer congreso como movimiento político legal de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia concluyó a comienzos de septiembre en Bogotá, y en él definieron los estatutos y las banderas que ondearan en la legalidad.
Al tiempo que luchará por votos, la FARC deberá responder ante la justicia especial de paz por crímenes cometidos durante 53 años de confrontación armada. El acuerdo prevé que los excombatientes podrán recibir penas alternativas a la prisión.
El gobierno también negocia con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla del país y con la que acordó un cese al fuego que entró en vigencia el 1 de octubre, para poner fin a medio siglo de conflicto armado.