En Venezuela las elecciones no las decide quien vota, sino quien cuenta los votos.

Las organizaciones opositoras lograron ponerse de acuerdo para escoger candidatura única por vía de elección popular, de allí salió la designación de María Corina Machado quien acaparó casi que absolutamente la voluntad de los electores, y de inmediato ella asumió su rol realizando una intensa campaña a lo largo y ancho del territorio nacional llevando su mensaje de cambio en la conducción del país.

No hubo un estado, un municipio, un rincón del territorio que ella no visitara. Le ponían alcabalas, cerraban carreteras, trancaban acceso, pero todo era superado una y otra vez. La gente la montaba en bicicletas, en motos, en burros, en caballos, y así la llevaban hasta sus pueblos donde la alegría, el alborozo, el entusiasmo contagiaba.

En la misma medida en la que crecía y se evidenciaba ese apoyo masivo, también crecía el miedo, el terror del gobierno a esa opción de cambio, y así como el pueblo se las ingeniaba para llevarla a sus calles, ellos en sentido contrario iban inventándole impedimentos como el de la inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos.

Paralelamente en el exterior se sucedían reuniones entre delegados del gobierno y de la oposición unificada en la Plataforma Unitaria buscando medios de facilitar la salida democrática a la ya endémica crisis de legalidad en el país. Un buen día anunciaron haberse puesto de acuerdo en un mecanismo que bautizaron como “Acuerdo de Barbados” donde se especificaron reglas básicas de conductas para la finalidad perseguida, reglas que como era de esperarse han estado siendo violadas permanentemente.

Nada ha hecho que el gobierno se desenvuelva dentro de los límites del citado Acuerdo. El miedo le ha sido más fuerte que todo eso. Y es comprensible pues toda su estructura político militar involucrada como está en tantos hechos delictivos uno más grave que otro les avizora un tormentoso futuro donde en el mejor de los casos estarán ante jueces imparciales e independientes quienes les dictarán sentencias que aunque podrán cumplir libres de torturas en cárceles decentes, ha de ser por largo tiempo, es que son muchos y graves los crímenes por los que tendrán que responder. Ese es el problema.

Le guste a quien le guste y le disguste quien le disguste, María Corina es la persona que el pueblo quiere ver en la presidencia, y aún cuando ella siendo víctima del abuso, del crimen Lesa Humanidad de persecución política de declararla inhabilitada, doblando el brazo admitió abdicar su opción a favor de otra persona, una también muy calificada, sin deudas con la ética, con la moral, con la ley, la señora Corina Yoris, sin justificación alguna tampoco lo aceptan. Maduro se ha reservado el derecho a escoger a la persona que represente a la oposición.

Nicolás Maduro tiene subvertida la institucionalidad democrática y se mantiene en el poder en base al terror. Manda a prisión a quien le provoque y allí tortura y mata, hace condenar a treinta años a gente inocente bajo cargos falsos por imputaciones antojadizas de un infame sujeto lleno de tatuajes en la piel y en el alma arrasando con lo que en el Ministerio Público pudiera haber quedado del sentido de su creación, y a quien no le interesa las lágrimas de madres, esposas, hijos de esas personas inocentes a las que recurrentemente inventa imputaciones de terrorismo, de magnicidio que hace ver como si en el país se estuviera en medio de una guerra tipo medio oriente.

Hay largos historiales de abusos que contar, como por ejemplo aquella estrambótica sentencia de Sala Electoral integrada por tres ilegítimos “magistrados” por la cual declaró en desacato a la Asamblea Nacional y asumió sus funciones. Esto cuando el pueblo en elecciones le había dado las tres cuartas partes a la oposición. O aquella sentencia con la que se intervino a partidos opositores para quitarles sus tarjetas y símbolos para darlas a unos usurpadores obedientes al gobierno. Pero esto no parece convencer a aquellas personas que aún creen que ese CNE puesto a gusto y conveniencia de Maduro pueda declararlo declararlo perdedor en un proceso electoral.

La abstención no es opción -dicen- siendo que la participación es lo que Maduro estimula, eso sí, una en la que nadie mas que él pueda aparecer ganador. Este escenario no es el que permita debatir sobre la inutilidad de la abstención.

Como se sabe, el régimen ha instaurado dos métodos concatenados para los escrutinios como son el voto manual en urnas y el electrónico que el gobierno maneja en oficinas con acceso particular y privado de sus técnicos y cuyos resultados prevalecen a los anteriores, el famoso “acta mata voto” que mantienen como medio rector de los escrutinios como hicieron con Capriles.

Todo este cuadro en el que se enmarca el proceso electoral está siendo observado y criticado por la comunidad internacional incluyendo a gobiernos hasta ahora amigos del régimen. Allí están los de Brasil con Lula da Silva, de Colombia con Nicolás Petro, de Chile con Gabriel Boric, entre otros. Solo redomadas tiranías están con Maduro.

Los señores que se disponen a participar luego de que se les ha permitido inscribirse sin problemas y que van a aparecer haciendo campaña porque “la abstención no es opción” en verdad creerán que es posible que aparezcan ganándole a Maduro? ¿Se darán cuenta del daño que están haciendo facilitándole a esa tiranía aparecer en un resultado oficial de ese CNE ganándoles por 10 o mas millones de votos o los que quieran que les marquen las máquinas bajo su control? ¿No recuerdan el reciente episodio de Elvis Amoroso anunciando descaradamente masiva participación y aprobación de mas de diez millones de electores aprobando la creación del estado Esequibo a pesar de que fue del conocimiento público y notorio que casi nadie salió a votar?¿Entenderán que en lo sucesivo solo tendrán el desprecio de la gente por la traición que ha significado esa participación? ¿Podrán ustedes y sus hijos vivir con ese estigma toda su vida?

Claro que eso de que la abstención no es opción a quien le conviene mucho es a Maduro quien quiere que se vea a multitudes votando para que luego el CNE certifique que ese electorado masivamente lo hizo a favor de él.

Y recuerden señores pro participación en esas condiciones trucadas, que por ante la Corte Penal Internacional sigue en desarrollo el conocido proceso por crímenes lesa humanidad que incluye además el delito de persecución política en el que además de Nicolás Maduro Moros también estarán incluidos quienes en complicidad se presten a lavarle la cara.

¡PIÉNSENLO BIEN.!

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