Dayrí Blanco | @DayriBlanco07
Las ofertas se escuchan en toda la cuadra. “Dos kilos de tomate por 35 mil”, grita Rafael Fuentes a las 9:00 a.m., varios clientes se acercan, preguntan si tiene punto de venta y al recibir un “no”, se van sin comprar. Una hora más tarde la promoción varió: “Dos kilos y medio de tomate bien maduro en 35 mil”. Y la reacción era la misma. No se trata del precio, sino del medio de pago que provocó que solo en ese puesto se perdieran más de ocho cestas de hortalizas durante la última semana. La escasez de billetes ha sido determinante para agudizar la crisis económica en el sector comercial.
Rafael tiene su puesto en la avenida Paseo Cuatricentenario de Valencia. Muchos lo conocen en el lugar y tenía una gran clientela de vecinos de la zona que ahora solo pasan y lo saludan porque no tienen efectivo para comprar.
Sentado sobre una cesta llena de cebollas malas, recordó que la situación se comenzó a presentar hace más de dos meses. “Al principio pensamos que era algo momentáneo. Pero no. Cada vez debo comprar menos mercancía porque como no tengo punto he perdido no solo clientes, sino dinero”.
La crisis con el efectivo es cada vez más aguda. María Eugenia Ortiz llegó apurada al puesto de Rafael, lo saludó y le pidió medio kilo de cambur. “Son mil 800 bolívares”. Y tuvo que buscar unos billetes en su cartera y otros en su carro para poder completar. “Pensé que no iba a llegar”, expresó entre risas.
Hasta tres veces a la semana tiene que hacer cola en la agencia bancaria Lourdes Pinto para poder hacer los pagos más necesarios. Era una práctica habitual para ella hasta este lunes. “Al menos antes me daban 30 mil o 40 mil al cambiar un cheque de mi propia cuenta. Pero ahora redujeron el límite a 10 mil. Eso no me alcanza para nada”. Tiene razón, ni para un kilo de tomate.
A ese drama se suman las constantes fallas con los puntos de ventas, las plataformas para las transacciones electrónicas y los cajeros automáticos. Son sistemas que están colapsados por falta de inversión y que complican mucho más la comercialización en el país aunque se griten las ofertas como lo hace Rafael en su puesto de verduras
