En la población de El Tocuyo, también conocida como la “Ciudad Madre de Venezuela“, del matrimonio de Rafael Alvarado y Doña Gracia Benigna Marchena, ambos educadores, nació el 19 de septiembre de 1858, Lisandro Alvarado, sencillo y humilde:
Médico, investigador, historiador, escritor, Académico, etnólogo, filologo, docente, políglota, pionero de la Sociología y de la Antropología.

Realizó los estudios elementales en el conocido Colegio Concordia del pueblo natal, regentado por su padrino, el destacado profesor Egidio Montesinos.

Concluyó la formación media en Trujillo como bachiller en Filosofía en 1874.

Para sufragar sus gastos en Barquisimeto, se desempeñó como empleado de la «Botica, (farmacia), Olivares» hasta 1878.

El distinguido escritor e historiador barquisimetano José Gil Fortoul fundó en El Tocuyo, el periódico «El Aura Juvenil», donde el joven Alvarado escribió varios artículos.

Gil Fortoul al referirse a Lisandro Alvarado dijo:
«Sabio de gran sencillez adusta, que ironizaba sonriendo como Sócrates y filosofaba dudando como Descartes» .

En 1878, inició estudios de Medicina en la Ilustre Universidad Central de Venezuela, de donde egresó el 2 de agosto de 1883, con su tesis: «La Termometría es uno de los grandes adelantos de la patología» y «Diagnóstico de la Hernia Inguinal».

En su época estudiantil entabló gran amistad con el intelectual Cecilio Acosta, quien lo relacionó con políticos, profesionales y personalidades en las áreas de: lingüística, etnología y ciencias naturales.

En Caracas conoció y trató en 1881, al ilustre cubano José Martí.
Alvarado perteneció a la Sociedad «Amigos del Saber».

A partir de 1882, se empezó a conocer la grandiosa producción científica de este eximio paisano.

En la población de Ospino-Portuguesa, contrajo nupcias en 1887, con Doña Amalia Rosa Acosta Zúñiga con numerosa descendencia.

Con sus infaltables hamaca, papel y lápiz recorrió en mulas y canoas, gran parte del territorio nacional, incluyendo las regiones habitadas por nuestros primeros pobladores. Pudo estudiar detalladamente varias etnias.

Estaba en permanente estudio de: la flora, la fauna, la gente, sus costumbres y lenguas.

De amplia capacidad para aprender idiomas; leía y escribía: inglés, alemán, francés, italiano, latín, griego, hebreo, árabe y chino.

En 1888, se encargó de la Medicatura Rural de Guanare; luego trabajó en Tinaco – Edo. Cojedes, más tarde fue designado en Guanare, Rector del Colegio Nacional y profesor de idiomas.

Realizó importantes investigaciones científicas sobre:
El Beriberi.
El Vomito Negro y
La Hematuria Química.

En 1890, designado Cónsul en Southampton, Inglaterra, cargo que ejerció por un año, al renunciar para dedicarse a la publicación de sus magníficas obras científicas.

En 1892 publicó en «El Cojo Ilustrado» su escrito: «Arminio y Dorotea» . Ese año fue designado Cirujano Mayor del Ejercito.

En 1893, es de los fundadores del Ateneo de Caracas, y Diputado el mismo año a la Asamblea Nacional.

Nos legó un importante material integrado por veinticuatro libros y numerosos ensayos.

Escribió en 1893: «los Estudios sobre la Neurosis de hombres Célebres de Venezuela» ; interesante obra, donde analizó a los personajes, como si los tuviera en una consulta.

En 1894, escribió «las Guerras Civiles del País» .
En 1900, es Rector del Colegio Federal de Barquisimeto.

En 1903 editó la obra “Ideas sobre la evolución del español en Venezuela”.

El 19 de mayo de 1905, la Academia Nacional de Medicina lo recibió como Individuo de Número.

En 1907 publicó en «El Cojo Ilustrado» su comentario sobre la “Historia Constitucional de Venezuela” de José Gil Fortoul.

Tradujo siete de los trece tomos del «Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente» del científico alemán Alejandro de Humboldt.

En 1920, residenciado en Caracas; trabajó en la Dirección de Política Comercial del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Su brillante pluma escribio en 1921, “Glosario de voces indígenas de Venezuela”.

También mencionamos: «Delitos Políticos en Nuestra Historia», «Historia de la Guerra Federal», «Etnografía Venezolana», y » Alteraciones Fonéticas del Español en Venezuela».

La Academia Nacional de la Lengua lo recibió el 23 de abril de 1922, ofreciendo el discurso: “La Poesía Lírica en Venezuela en el Último Tercio del Siglo XIX”.
Recibió ese año la Real Orden de La Reina Isabel La Católica.
La Academia Nacional de la Historia lo incorporó el 29 de abril de 1923, con su discurso: “Movimiento Igualitario en Venezuela”.

“Miembro Honorario de la Sociedad de Americanistas de París”; fue miembro correspondiente de varias corporaciones científicas extranjeras.

Condecorado por el Gobierno de Francia; el gobierno nacional le otorgó la “Orden de El Libertador en su Tercera Clase”.

En 1829, escribió en la revista «La Primera Piedra de Valencia», el poema «Ruinas.

El sabio Lisandro Alvarado falleció de un Ataque de Hemiplejia en Valencia el 10 de abril de 1929”. Fue velado en la Plaza Bolívar y enterrado en el Cementerio Municipal.

Los restos del ilustre tocuyano reposan en el Panteón Nacional desde el 14 de mayo de 1980.

En 1979, el ingeniero Emiliano Azcunes, Gobernador del estado Carabobo, le dio la denominacion de: Fundación Lisandro Alvarado al Museo de Antropología e Historia, (Museo Casa de los Celis).

La Universidad Centro Occidental, instituciones educativas, calles y avenidas, honran su nombre.

El destacado historiador Guillermo Morón, denominó al Dr. Lisandro Alvarado como:
«El sabio venezolano por excelencia, solo superado por Don Andrés Bello».

Eumenes Fuguet Borregales. eumenes7@gmail.com.




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