La tragedia venezolana recogida en una foto, esta de la niñita que sentada junto a su padre lo mira con su carita de susto como esperando una respuesta, ambos llenos de barro en medio de un tembladal, sentados en el tronco de un árbol caído, y él en gesto de derrota, de truncadas esperanzas, con la piel rota, cansado, desalentado, atormentado, apoya su cabeza en otro sin saber que contestarle a la pregunta ¿donde está, que se hizo mi mami? él no sabe que contestarle, él no sabe que hacer.

El escenario es el camino del Darién, la ruta que masivamente transitan multitudes de ciudadanos en desesperada fuga por la carencia de todo, por la hambruna genocida que se ha venido imponiendo desde el gobierno de Hugo Chávez y que agudiza Nicolás Maduro lo cual rememora aquellos trágicos episodios que sucedieron a la política comunista de Stalin en el infierno soviético. Es el holomodor venezolano. El cuadro transmite dolor y produce rabia ¿cuanto mas tendrá que sufrir nuestro pueblo para salir de este horror?

Sucesos dolorosos como este ocurren con frecuencia, es que el desespero por salir del desastre es tal que rompe todos los límites de racionalidad y de miedo. Las cifras de esta emigración que no se detiene se citan en mas de siete millones, la mayoría con destino a Estados Unidos cuyas autoridades ya impotentes tratan de detener poniendo alambradas por las que la gente las superan aún a costa de dejar su piel rota, desgarrada por las púas, o muriendo ahogadas en el rio, es un sacrificio que prefieren al de quedarse en el país.

Y mientras ese aluvión de migrantes buscan refugiarse en Estados Unidos aquí no se produce una política de Estado que vaya a la raíz del problema que en el caso de Venezuela es esta dictadura en la que se cobija una amalgama demoníaca de lo peor del mundo que va desde terrorismo islámico hasta el comunismo ruso-chino-cubano pasando por el narcotráfico, todo un conglomerado de peligro para la vida en Norteamérica, peligro que está vivo, latente y tan cerca de sus costas que uno no entiende como es que no hay una determinación fuerte para extinguirlo.

Hay demasiadas evidencias de que el territorio venezolano se está utilizando como una base terrorista, por ejemplo allí tenemos el caso del avión Boeing 747–300 perteneciente a una empresa venezolana denominada Emtrasur el cual fue incautado cuando aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, incautación que se llevó a cabo a pedido del Departamento de Estado a la Corte del Distrito de Columbia, en Washington, bajo cargos de ser un instrumento para el terrorismo.

El historial de la aeronave registrada primero con propiedad de la línea iraní Mahan Air y luego vendida a la venezolana Conviasa y luego por ésta a la otra empresa venezolana Emtrasur, operación que se ejecutó triangulándola en Dubai de Emiratos Árabes. Los detalles de esas triangulaciones las he publicado dos artículos anteriores con detalles sobre este caso:

Por otra parte, muchos episodios se han conocido de iraníes viajando con falsa identidad venezolana según pasaportes fraudulentamente expedidos por el gobierno de Maduro.

En resumen, a Venezuela, además de convertida en colonia del castro comunismo, invadida por sus agentes policiales y militares, se le está utilizando como base de operaciones del terrorismo iraní, y los distintos gobiernos norteamericanos parecieran no comprender que mientras el país esté en manos de esos enemigos mortales suyos quienes además de que lo que generan es hambre y toda clase de calamidades, alimenta el flujo de emigrantes la gente seguirá arriesgándolo todo, hasta la vida, para escapar en masa en búsqueda de modos de vida, lo cual no será detenido por ningún muro, ni por alambres de púas, ni por nada, y que esa errática conducta de que un gobernador de un partido manda desordenadamente muchedumbres de esos emigrantes a New York, también a Chicago, porque en ambos estados el gobierno lo ejerce el otro partido, eso un gravísimo error que por lo demás está generando grandes problemas económicos, de seguridad, de salud y demás a lo interno, trayendo confrontaciones y perjuicio a los residentes.

Cabe recordar dos tristes episodios recientes de esa desacertada política como fue el indulto a Alex Saab y la entrega a la dictadura de un oficial activo de la aviación venezolana que se fugó buscando asilo en EEUU, monstruoso hecho con el que se violó tanto la legislación interna como la que en esta materia humanitaria internacional existe en función de protección de derechos humanos de los perseguidos políticos.

Esa tambaleante política estadounidense ante este problema, unas veces emitiendo sanciones económicas y otras rebajándolas y suavizándolas, así como también relajando y anarquizando la legislación interna sobre el derecho al asilo como ahora está ocurriendo con el gobierno Biden, lo que logra es estimular ese desastre humanitario al fortalecer al régimen dictatorial con lo cual se mantiene y aumenta el peligro y los daños que se vienen generando a EEUU.

Hasta que no se entienda que la solución es adoptar una política de Estado, en vez de erráticas e impovisadas políticas partidistas, y hacer lo que se tenga que hacer para echar del poder a la pandilla criminal que lo está detentando en Venezuela, el problema se mantendrá en ambos países. Es un asunto de hacer cuentas para ver que resulta mas costoso económica y políticamente para la nación norteamericana.

Pareciera que al gobierno norteamericano le resulta muy difícil comprender que la estadía de Maduro y su pandilla en el poder es la causa del problema y que solo su salida, el restablecimiento de la democracia aliada de Estados Unidos como siempre lo fue sería la solución.

Y lo peor es que la clase política norteamericana se abstrae de que el monstruo de la tercera guerra mundial ronda por estos contornos y los enemigos se están haciendo de posiciones estratégicamente muy cercanas a este territorio mientras aquí solo se está mirando la punta del dedo que así lo señala. Allí tenemos el caso del conflicto con Guyana donde EEUU aparece arrimado a China, Cuba, Rusia, para aprovecharse de un pedacito de las riquezas petroleras allí existentes cuando si en Venezuela tuviéramos un gobierno democrático allí esas dictaduras anti norteamericanas nada tendrían que buscar.

Cabe recordar el precedente del episodio ocurrió en 1962 que se conoció como “la crisis de los misiles” en la que se estuvo a punto de desencadenar una tercer guerra mundial por el establecimiento de la URSS en Cuba de una base nuclear a solo 90 millas que amenazaba la seguridad de Estados Unidos, y que fue exitosamente enfrentada por el presidente Kennedy (Demócrata) quien entonces buscó y obtuvo un firme apoyo Republicano.

Aquel terrible trance existencial fue superado por esta gran nación gracias a la fortaleza de su unidad.!

Carlos Ramírez López @CarlosRamirezL3 @DrLeyCRL




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