El caso de Yorangel Alfonso, un bebé de dos meses de edad que falleció en las cercanías del Páramo colombiano de Berlín, puso en evidencia las difíciles circunstancias por las que atraviesan los migrantes venezolanos que buscan una nueva vida para sus familias
Vanessa Bautista, coordinadora de uno de los albergues a los que diariamente llegan cientos de venezolanos, expresó a la Voz de América que la situación es compleja y que una tragedia como la de Yorangel podría repetirse, debido a la difícil caminata que enfrentan los migrantes en esa parte del territorio colombiano.
Una tía abuela de Yorangel, Yorayma Vautez, contó que la familia del pequeño inició su odisea a primera hora del pasado 19 de febrero. "A las 6:00 a.m. salimos a caminar. Nuestra intención era llegar a Bucaramanga, pero todo cambió en la ascensión al páramo, cuando notamos que al niño le estaba brotando sangre por la nariz".
Para cuando lograron llegar a un centro de salud, Yorangel ya no tenía signos vitales. Su velorio y sepelio, ambos celebrados en la localidad de Pamplona, fueron asumidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y por otras organizaciones no gubernamentales.
Los restos del menor reposarán en el cementerio de esa misma localidad, sin haber podido disfrutar de aquella vida que su mamá un día imaginó en Venezuela junto a él, contó un miembro de la familia que pidió no ser identificado.
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