Victimizado por Chávez ha logrado manejar y hacer coincidir en materia del negocio del petróleo a la multinacional Exxon Mobil con los gobiernos de Rusia y de su empresa Rosneft, y también con su empresa China National Offshore Oil Company (CNOOC) que entró como socio del 25% en el consorcio liderado por Exxon, y puso a tono con sus intereses al Banco Mundial y su tribunal de arbitraje CIADI, a la ONU a través del Secretario General, Antonio Guterres, así como también a la Corte Internacional de Justicia…nada lo detiene.

“Estamos todos de acuerdo en el desastre que ha sucedido en Venezuela, producto sobre todo de un gobierno incompetente y disfuncional, primero con Hugo Chávez y ahora con el sucesor al que designó, Nicolás Maduro”, dijo en una respuesta escrita publicada por la web Latin America Goes Global.

Se llama Rex Tillerson, ex Secretario de Estado de Estados Unidos y actual presidente de la multinacional petrolera Exxon Mobil, esa que -entre otras- está por rematar a CITGO para cobrar sentencia que dictó el tribunal de arbitraje CIADI .

Se le considera un genio del negocio petrolero en el mundo, y así lo ha demostrado en su gestión dirigente de la citada ExxonMobil. Bajo su mando había invertido millones de dólares en Venezuela lo cual estaba a punto de fructificar en la faja del Orinoco, en Monagas, de donde se estaban extrayendo y procesando 120.000 barriles de crudo diariamente hasta que sufrió la expropiación decretada por Hugo Chávez. Esto generó un fuerte resentimiento por los daños ocasionados a la empresa lo cual en primer lugar le llevó a interponer una demanda por daños y perjuicios ante el CIADI donde se condenó a Venezuela al pago de 1.600 millones de dólares, mucho menos de lo que estaban exigiendo.

Tillerson entonces como jefe de la empresa y en alternativa se afincó en buscar petróleo en las adyacencias hasta que lo consiguieron en la zona marítima en reclamación con Guyana, y luego dieron con otro pozo de crudo de gran calidad muy cerca del anterior. Seguidamente Maduro denunció “una campaña brutal contra Venezuela fundada por ExxonMobil la cual ha financiado campañas de televisión, de radio y de prensa, así como a partidos políticos en el Caribe, específicamente en Guyana”.

Donald Trump, admirador del trabajo de Tillerson, se lo llevó a su equipo de gobierno como Secretario de Estado y ya iniciando funciones emitió la siguiente declaración: “Estamos todos de acuerdo en el desastre que ha sucedido en Venezuela, producto sobre todo de un gobierno incompetente y disfuncional, primero con Hugo Chávez y ahora con el sucesor al que designó, Nicolás Maduro”.

Tillerson se abocó a sus responsabilidades en la actividad política entre las que ocupó privilegiada atención la relación con Vladimir Putin a través de Igor Sechin, Director Ejecutivo de la petrolera rusa Rosneft muy cercano de Putin quien en 2013 le confirió la exclusiva Orden de la Amistad de Rusia. En esa misma línea de alta expansión de influencias ha formado y consolidado relaciones con el mundo empresarial petrolero chino invitándolos a compartir el negocio en la zona en reclamación, invitación que ha sido entusiastamente aceptada.

Tillerson, movido tanto por el resentimiento del abuso de la expropiación que ejecutó Chávez, como por su genio del negocio del petróleo, y sabiendo el potencial que había en el lugar donde desarrollaba su contrato cuando se le expropió, razonó que en sus cercanías también deberían haber otros yacimientos de la misma potencialidad, así fue que emprendió la búsqueda -que le resultó exitosa- en lugar ubicado a 200 kilómetros de las costas de Guyana en aguas dentro de la zona a delimitar con Venezuela. Desbordando alegría declaró que el hallazgo era extraordinariamente superior a lo que había en el Golfo de México que de por sí es portentoso.

Entonces fue cuando este hombre vio llegada la gran oportunidad no solo de un gigantesco negocio para resarcir lo que le quitó Chávez con la expropiación, sino además para vengar aquella afrenta, y de allí surgió todo un elaborado plan para adueñarse de aquellas riquezas, plan que tuvo el inmenso impulso de su nombramiento para el cargo de Secretario de Estado de los Estados Unidos, eso conjugó mucho dinero, mucho poder político y muchas ansias de venganza.

Esa mezcla de intereses y sentimientos en un hombre con tanto poder es el verdadero origen del escandaloso proceso que se lleva por ante la Corte Internacional de Justicia donde Venezuela corre gran peligro de una sentencia injusta que legalice definitivamente un grosero despojo territorial, cosa en la que además confluye la gran debilidad defensiva del gobierno de Maduro.

Como si ante una partida de ajedrez estuviéramos, en el tablero se observa: 1) El adversario principal -ExxonMobil- está dirigido por este hombre -Tillerson- con hambre de ganar, hambre que va mas allá del dinero pues comprende orgullo herido, sentimiento de víctima de una injusticia, y que cuenta con el poder de altas conexiones políticas y económicas en EEUU, en Rusia y en China, tres grandes de la ONU que están en el Consejo de Seguridad del cual depende la política mundial donde tiene puerta franca y que incluye a la Corte Internacional de Justicia a cuyos jueces tiene fácil acceso personal tanto que hay versiones fundadas de que fue a sugerencia suya que Antonio Guterres, saltándose las reglas del Acuerdo de Ginebra, cerró las tratativas para un acuerdo amistoso entre las partes y mandó el caso a la Corte. 2) Debilidad defensiva del adversario -Nicolás Maduro y su gobierno- por su sometimiento a una línea política original que surgió con Fidel Castro que el tiempo y las circunstancias la han dejado muy débil, fuera de la realidad, aislada y hasta repudiada como ahora vemos con la posición de los países agrupados en el Caricom organismo creado bajo lineamientos cubanos, organismo que reúne a 15 islas del Caribe con derecho a voto en la OEA y en la ONU y que ahora están alineadas contra Venezuela. Esto además de la fragilidad interna que el régimen de Nicolás Maduro Moros presenta por múltiples motivos como son el desastre económico en que ha sumido al país tanto por el escandaloso saqueo a que lo tienen sometido que genera ruina, miseria, abusos, éxodo, multitudinario, repudio evidenciado con el abrumador respaldo popular a María Corina Machado como líder para desplazarlo del poder.

También tenemos el proceso que se lleva por ante la Corte Penal Internacional que sin duda va rumbo a una condenatoria por crímenes lesa humanidad a lo cual nadie va a querer estar asociado. Y como si fuera poco están las sanciones emitidas por el Departamento de Estado que lo mantienen en un aislamiento mortal. Muy probablemente Tillerson guarda en su interior la esperanza de quedar como el verdadero -aunque oculto- propietario de Guyana incluyendo la zona en reclamación previa formalidad de una sentencia que en la CIJ confirme el Laudo de París de 1899 propósito en el cual concurre la estúpida “defensa” del gobierno de Maduro.

Carlos Ramírez López @CarlosRamirezL3 @DrLeyCRL

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