Colonizar supone una previa conquista. El avance exitoso de nuestra primera industrialización, la que venció al modo campesino de producir y de vivir, la llevaron a cabo hombres industriosos que comenzaron desde abajo entre finales del siglo XIX y las cuatro primeras décadas del XX.

Prosperaron a base de ingenio personajes como Domingo Antonio Olavarría y su fábrica de pabilo; Ernesto Branger y su pequeña tenería; los hermanos Jolly con sus velas y jabones; Guillermo Dewitz fabricando sombreros o Carlos Stelling con su empeño de generar electricidad para la ciudad.

Esos capitanes de industria fueron el faro para otros emprendedores con expectativas de progresar en su situación económica y social. Ante sus ojos se desplegaba una fértil comarca de oportunidades. Y los pequeños emoresarios se adentraron en este territorio con ánimo de colonizarlo para hacerlo más productivo y generar más empleos y mayor riqueza.

Esta segunda industrialización tuvo tres motores: los empresarios, los trabajadores y los concejales. Su proceso de encendido fue el establecimiento de compañías transnacionales. Fue la Ford la madre de la industria metalmecánica en Carabobo en una nueva etapa de conquista y colonización.

Una tesonera labor se resume en las gestiones de varios presidentes del Concejo Municipal de Valencia, entre ellos Celis Sauné en 1951; Lorenzo Araujo en 1956, Teodoro Gubaira y Humberto Celli, padre en 1958.

Después del advenimiento de la democracia en 1958 se produjo un crecimiento de la pequeña y mediana industria (Pymis) encargadas de fabricar las partes que se requerían para terminar un producto en la gran industria. Por ejemplo, ensamblar un automóvil demandaba un 30% de piezas hechas en las Pymis de Carabobo.

La palanca dinámica del sector la brindó la sustitución de importaciones y el «compre venezolano» promovido por el Carabobeño Angel Cervini.

Al amparo de estos estímulos se fortalecieron y nacieron establecimientos en sectores tradicionales como textil, alimento y bebidas, calzado, metalmecánica y servicios. Inmediatamente se fueron agregando empresas en sectores como plástico, químico, línea blanca, petróleo, tecnológico y consultorías.

La consolidación de las Pymis produjo la transformación urbana, productiva, laboral y humana de la Valencia de mitad del siglo pasado.

Esas incidencias no han sido valoradas integralmente, más allá de mediciones del empleo o el Producto interno bruto (PIB). Pero son distinguibles notables efectos sociales en la concepción y conformación de la ciudad, en las relaciones descentralizadas con el gobierno regional de Salas Romer y los convenios con la Universidad de Carabobo. Su efecto mayor se vincula al sufrimiento de una vigorosa clase media con usos, costumbres y culturas citadinas.

El empuje del sector también se refleja en la organización de sus empresarios, los que más conviven con sus trabajadores, que bajo la anticipadora visión de Tito González comienzan una negociación entre dos cámaras, Capemival y Apemiac, con iguales objetivos y dos diferencias: su ámbito de acción y la inclusión o no de los productores artesanales.

En mayo de 1975 las gestiones de unión y cooperación de Tito González dan sus frutos y nace Capemiac, producto de la integración de las cámaras anteriores. Se afiliaron 41 empresas y en un local prestado de la Urbanización Industrial La Quizanda Tito González jura como primer presidente.

Desde aquel acto de fundación al día de hoy Capemiac ha tenido unos treinta presidentes que han dado lo mejor de si por el éxito de la cámara. Solo dos mujeres, Silvana Chezzi del 2007 al 2009 y Elizabeth Brandt del 2019 al 2921, una tendencia que ojalá mejore.

En la fase de arranque de la institución ejercieron la presidencia José Pérez Acosta 1977-1979, René Olmos 1979-1981, José Barba 1981-1983, Leopoldo Sánchez 1983-1985 y Ferman Ortiz 1985-1987.

Uno de los pioneros, Ramón Sanz, ex presidente, recuerda con emoción la época cumbre del sector cuando en Valencia había 600 Pymis y se trabajaba con toda la capacidad instalada. El 60% de la producción industrial de país salía de Carabobo.

Los pioneros están decididos a volver a ser colonos a tono con los acelerados cambios de la revolución tecnológica y a bregar por recuperar la calidad que exigen las normas internacionales.

En el pasado se logró competitividad internacional con los amortiguadores Gabriel y otros productos hechos en nuestras Pymis.

Desafíos antes desconocidos son asumidos por gerentes que se mantienen fuera de los vicios del rentismo. Una representación de esa nueva capa de empresarios es Isaac Pérez Yuni, actual presidente de Capemiac y el único de ellos que nació después de la creación de la organización.Es el emblema de muchos otros emprendedores Pymi que quieren exportar calidad para importar futuro.

Fundadores y relevos, técnicos obreros y empleados son hoy, como ayer, invisibles hacedores de Valencia y de una colonización digital para ser empresarios del siglo XXI: la tercera industrialización de Valencia está en los hornos.

¿Quieres recibir nuestros titulares diarios, matutinos y vespertinos?
Únete a nuestro canal de Telegram
https://t.me/titularesec

O a nuestro grupo de whatsapp
https://chat.whatsapp.com/E55qyLa9mGw2hNNrN32r1b
Con gusto te los enviaremos




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.