(Foto: EFE)

Miles de personas caminaron hoy en procesión por el centro de Caracas para venerar al Nazareno de San Pablo, una de las tradiciones más antiguas de Venezuela que se vio afectada por enfrentamientos entre chavistas y opositores al finalizar la misa que ofició el cardenal Jorge Urosa Savino.

La riña se originó luego de que Savino pidiera a los feligreses elevar sus súplicas para pedir a Jesucristo que «ayude a resolver nuestros conflictos de manera pacífica y democrática», a lo que una parte de los asistentes a la misa respondieron con consignas que reclamaban «libertad», mientras otros lo hicieron con lemas a favor del Gobierno.

Este año la oposición venezolana pidió a sus partidarios portar la bandera nacional y sumarse «con respeto» a la celebración religiosa, convertida en uno de los festejos más importantes de Venezuela durante la Semana Santa.

Luego, los feligreses, mayormente vestidos con túnicas moradas, caminaron algunos descalzos a la basílica de Santa Teresa, uno de los principales templos católicos de Venezuela, a pagar sus promesas al Nazareno y también para hacer las nuevas peticiones.

Salud, paz y tranquilidad fueron los favores que más pidieron los venezolanos este año, según declararon varios de ellos a Efe, que coincidieron también al expresar su deseo de una mejoría en la situación del país que atraviesa una severa crisis política, social y económica.

Por su parte, el presidente del país, Nicolás Maduro, culpó a la oposición de querer «sabotear» la procesión y de «intentar tomar de forma partidista» los templos religiosos.

«Hoy lo hicieron, eso es contra el pueblo, lo que es contra el pueblo en contra Dios. Son el anticristo», dijo el mandatario desde el Palacio presidencial de Miraflores.

Los feligreses abarrotaron las afueras del templo hasta el final de la tarde para acompañar en procesión al Nazareno de San Pablo, una imagen de 1,60 metros de altura y casi 80 kilos de peso.

La figura es cargada en hombros y colocada sobre una alfombra de 5.000 orquídeas cultivadas por sus feligreses.

La imagen del Nazareno llegó a Venezuela procedente de España a principios del siglo XVII y fue instalada inicialmente en la hoy desaparecida iglesia caraqueña de San Pablo, donde la tradición asegura que se produjo el primero de los «milagros» que se le atribuyen.

La Iglesia católica venezolana saca al Nazareno de San Pablo, imagen de creación española, solo en la época de Semana Santa, excepto la vez que se sacó en 1669, cuando, según la tradición, una extraña epidemia, llamada «vómito negro», azotó a la entonces pequeña población caraqueña, ocasionando decenas de muertes y otros tantos contagiados.

Los caraqueños imploraban al Nazareno de San Pablo, El Ermitaño -como le llamaban en esa época-, el milagro de la cura de la epidemia y en medio de la procesión la imagen tropezó con un limonero, haciendo caer todos sus frutos, que fueron utilizados para hacer el jugo que erradicó la enfermedad.

A partir de ese momento, hace más de 350 años, el Nazareno de San Pablo es considerado el santo más milagroso de toda la historia venezolana, capaz de conceder cualquier tipo de peticiones hechas por sus adoradores.




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